Tras un escándalo de corrupción que envolvió al gobernante Partido Popular, Austria llega al tercer canciller en dos meses, ahora con un importante giro a la derecha.

El ministro del Interior de Austria, Karl Nehammer, fue juramentado como Canciller de Austria este lunes en una ceremonia en el Palacio Hofburg de Viena, tomando el mando de un gobierno en plena crisis política, y convirtiéndose en el tercer mandatario del país en menos de tres meses.

Ahora se enfrenta a la tarea de intentar liberar al gobierno de coalición de la mancha de meses de agitación política y escándalo y de crear condiciones propicias para terminar con la crisis política que amenaza con elecciones anticipadas.

La llegada de Nehammer se dio tras la renuncia de Sebastian Kurz como líder del partido oficialista ÖVP y su retiro de la política. Anteriormente, había dimitido como Canciller en octubre en medio de un escándalo de corrupción que vio sus oficinas registradas en una investigación policial.

La salida de Kurz del mundo político disparó la renuncia del centrista Alexander Schallenberg como Canciller y dejó un fuerte vacío de poder, que fue rápidamente ocupado por Nehammer, quien hace años estaba tratando de llegar al mando del Ejecutivo.

Nehammer representa el ala más de derecha del ÖVP, y había sido nombrado por Kurz en enero del 2020 al frente del Ministerio del Interior para controlar la fuerte crisis migratoria que estaba azotando a Europa. Al frente de esta cartera, apoyó a Kurz para que adopte una postura de línea dura contra la inmigración.

Si bien había logrado controlar la inmigración durante la pandemia, la reciente “guerra híbrida” que está propiciando Bielorrusia y Turquía contra la Unión Europea desbarató todo el modelo migratorio austríaco, y Nehammer tendrá el difícil desafío de solucionar tanto la crisis política a lo interno como la incipiente crisis migratoria.

El flamante canciller también prometió lograr un consenso en la sociedad respecto a las restricciones sanitarias por la pandemia. Si bien Kurz había tenido una postura relativamente laxa respecto a las cuarentenas, en dos meses Schallenberg impuso duras restricciones y trató de hacer obligatoria la vacuna.

Las políticas de Schallenberg generaron profundas divisiones en la sociedad, y las manifestaciones en contra del pase sanitario no tardaron en llegar. Nehammer deberá establecer una política sanitaria que satisfaga tanto a los pro como los anti cuarentena.

Por el momento, terminó la cuarentena general que había impuesto Schallenberg, pero mantiene el pase sanitario, que restringe las libertades civiles de los no vacunados. De todos modos, asegura que todavía está analizando qué decisión a largo plazo tomará.

Fuente: Derechadiario.com.ar

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