La prenda fue utilizada en el baile de la hermana del último zar de Rusia.

Empleados del museo Hermitage de San Petersburgo realizaron recientemente un descubrimiento insólito al restaurar un lujoso vestido de baile de la gran duquesa Ksenia Aleksándrovna, hermana del último emperador de Rusia, Nicolás II.

En una manga de la prenda, se encontró un bombón de al menos 118 años de antigüedad, que fue mordido al parecer por la aristócrata durante un baile, que se celebró en febrero de 1903 en el Palacio de Invierno y cuyos visitantes lucieron disfraces enjoyados al estilo del siglo XVII, según detalló la pinacoteca en un video, publicado este miércoles en su cuenta de Instagram.

 
 
 
 
 
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“Siempre miramos todo tipo de solapas, todo tipo de pliegues, partes sueltas, porque ahí se acumulan todo tipo de cosas: polvo, fibras deshilachadas”, explicó la restauradora Galina Fiódorova. “Y cuando arreglé este vestido, levanté una manga: todo estaba bien, todo estaba hecho. Y la segunda manga fue cosida. Pensé, ¿cómo puede ser?”, agregó. La especialista señaló cuando quitó un hilo y algo le cayó en la mano: “algo rosado y de forma irregular”. “Y por alguna razón, tal vez por antiguos instintos, lo lamí. Era un bombón, un dulce de leche”, añadió.

Por su parte, Nina Tarásova, conservadora de la colección de trajes del Departamento de Historia de la Cultura Rusa, señaló que posiblemente, durante la gala, la duquesa no encontró ningún lugar para dejar el dulce que había probado y lo guardó en la manga.

La Gran Duquesa Xenia Alexandrovna, con un atuendo de boyardina en la época de Alexei Mikhailovich, vestida para un baile de disfraces a la manera tradicional rusa del siglo XVII.
Esta imagen forma parte de la exposición A Romanoff Album en el Herbert Hoover Memorial Exhibit Pavilion, the Hoover Institution, Stanford University, Stanford, Calif. 1903 (Boissonnas et Eggler/dominio público)

Apuntó que el bombón fue enviado para un análisis y se determinó que en más de un siglo no se había formado ninguna bacteria patógena, ni siquiera moho.

Fuente: elimparcial.com

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