Redacción BLes – Donald Trump, presidente de los Estados Unidos y Xi Jinping líder del régimen comunista dominante en China acordaron el sábado durante una cena de trabajo una tregua comercial entre las dos naciones, marcando así el inicio de una ronda de negociaciones que se encontrará con no pocos obstáculos.
Ambos líderes acordaron que desde el 1 de enero de 2019 los aranceles en productos por valor de US$ 200.000 millones permanecerán en el 10% actual y no se elevarán al 25% que estaba previsto además de comenzar negociaciones sobre transferencia tecnológica, protección de la propiedad intelectual, robos e intromisiones cibernéticas.
A cambio, China se comprometió a adquirir, comenzando de inmediato, una cantidad muy importante, si bien no especificada, de productos agrícolas, energéticos e industriales, entre otros, para reducir el desequilibrio comercial entre las naciones, confirmó la Casa Blanca en un comunicado.
“Este es un paso bienvenido, pero el proceso está lejos de terminar. Ahora todos los ojos pasan de la mesa de la cena a la mesa de negociación para ver si los Estados Unidos y China pueden llegar a un acuerdo significativo”, declaró Wendy Cutler, ex negociadora comercial de los Estados Unidos y vicepresidenta del Instituto de Política de la Sociedad de Asia al Financial Times.
Asociaciones empresariales recibieron con optimismo el avance, pero advirtieron que este es solo el comienzo, “dejar de lado la imposición de nuevos aranceles es el camino correcto para los trabajadores, empresarios y la economía”, dijo Myron Brilliant, jefe de asuntos internacionales de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, según el mismo medio.
Andy Rothman, estratega de inversiones de Matthews Asia piensa que tanto Washington como Beijing enfrentan decisiones difíciles si quieren que la tregua se mantenga.
“Trump tendrá que aceptar que Estados Unidos tiene que compartir el poder económico y estratégico con una China en ascenso (…) y los cambios fundamentales en la estructura política de China no pueden ser dictados por personas externas”, explicó Rothman.
“La administración Xi tendrá que aceptar que, junto con su deseo expresado de utilizar su poder creciente dentro de la infraestructura global existente, viene la responsabilidad de seguir las reglas de ese sistema y ser transparente”, agregó.
Como dice la famosa frase “el diablo está en los detalles”, habrá que esperar a ver si se logran negociar acciones específicas entre las dos potencias en estos 90 días que suavicen la tensión comercial entre Estados Unidos y China que está afectando de manera importante la economía global.
Parece que el presidente Trump piensa que este es un buen comienzo, “esta fue una reunión asombrosa y productiva con posibilidades ilimitadas tanto para Estados Unidos como para China”, aseguró el mandatario muy optimista tras su encuentro.