Una extraña formación rocosa, muy singular, fue encontrada por los científicos españoles en la isla Gran Canaria, cerca al yacimiento arqueológico de Cenobio de Valerón, creada en tan solo un par de décadas.
Los arreglos rocosos fueron propiciados por el regadío que descendía por la ladera, hacia las plantaciones de árboles de plátanos, ubicados en los niveles inferiores, tal como relata El País del 26 de diciembre.

‘Es como un pequeño Pamukkale’. Pero esto es más bonito, porque en Pamukkale no hay plantas calcificadas”, dijo Ana María Alonso, presidenta de la Sociedad Geológica de España y una de las autoras del estudio, al observar el extraño paisaje.

Alonso se refiere a que los sedimentos formaron una especie de coraza alrededor de las plantas, que al morir y descomponerse dejaron curiosas figuras espectrales enmarañadas.
La influencia del ser humano en la constitución del paisaje petrificado, quedó más que evidenciada al hallar un trozo de poliestireno al interior de una de las formas rocosas.

Considerado geológicamente el fenómeno, se encontró que en el agua del subsuelo volcánico abunda el bicarbonato, el calcio, magnesio, sodio, sílice y dióxido de carbono, y además precipita sedimentos de calcita y otros minerales carbonatados, y con ellos se formó a gran velocidad el sistema rocoso que ahora es materia de las investigaciones.

El trabajo fue descrito en un estudio en el que invirtieron siete años, cuatro geólogos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Instituto de Geociencias (UCM-CSIC) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
La publicación corrió a cargo de la Wiley Online Library, y fue escrita por Álvaro Rodríguez-Berriguete y sus colaboradores, con el título: “Sedimentología y geoquímica de un yacimiento de toba inducido por el hombre: implicaciones para la investigación paleoclimática”.
José Ignacio Hermosa – BLes
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