Redacción BLes – Las autoridades de Dinamarca se han visto obligadas a abandonar un proyecto de ley que obligaba a la población a vacunarse contra el COVID-19 después de nueve días de protestas masivas.

De acuerdo a diversos informes, la denominada “ley de la pandemia” permitía la vacunación forzada de personas que rechazaran la vacuna, así como exámenes médicos forzosos y detención en centros de aislamiento. Inclusive contemplaba el uso de la fuerza pública para la coerción.

De haberse aprobado, la normativa también habría otorgado poderes adicionales al Ministro de Salud y Mayores para que promulgue medidas de cuarentena obligatorias contra cualquier persona infectada con COVID-19.

De acuerdo al sitio DR, en la ley propuesta, la palabra coerción aparecía 92 veces.

Entre otras cosas, la ley estipulaba que las personas infectadas con una enfermedad peligrosa, o las personas que se sospecha que están infectadas, deben ser examinadas, hospitalizadas, tratadas y aisladas para que la infección no se propague.

En algunos casos, permitía utilizar la coacción, la restricción física, el bloqueo de las instalaciones y autorizaba a la policía para actuar en caso de que haya resistencia.

Este conjunto de medidas, sobre todo la vacunación obligatoria, fue la que despertó una ola de manifestaciones populares que culminaron con el abandono del proyecto.

Si se hubiera sancionado la vacunación obligatoria, el gobierno podría haber adoptado medidas punitivas contra aquellos que se nieguen a ponérsela. 

Esta prohibición podría haberse extendido a actividades tan básicas como asistir a un espectáculo o tomar un avión.

Es por eso que la gente salió a manifestarse en lo que consideró un intento de avasallar sus libertades más esenciales.

“La gente resistió. La propuesta fue descartada. Bien hecho, Dinamarca”, destacó la autora AJ Kay en Twitter.

Pero no solo la población civil, sino los propios especialistas habían advertido sobre las restricciones que planteaba el proyecto.

“Creemos que hay regulaciones que van demasiado lejos y deberían cambiarse”, había indicado Camilla Rathcke, presidente de la Asociación Médica Danesa, cuando la iniciativa aún se encontraba en ronda de consultas.

“No creemos que sea necesario que haya tanto poder en un ministerio. No queremos ser parte de una estructura tan poderosa”, señaló por su parte Anders Beich, presidente de la Sociedad Danesa de Medicina General.

La protesta de Dinamarca se suma a otras similares que tuvieron lugar en diferentes partes del mundo donde las autoridades quisieron insistir con la vacunación obligatoria.

En agosto, se presentaron escenas similares en Alemania, cuando los ciudadanos inundaron las calles de Berlín por decenas de miles para protestar contra el multimillonario Bill Gates y las grandes farmacéuticas.

Bill y su esposa Melinda Gates han estado en el centro de las críticas en los últimos meses debido a su creciente influencia en la OMS y en las políticas de salud pública, particularmente por su insistencia en vacunar a la mayor cantidad de gente posible contra el COVID-19, también llamado virus PCCh (Partido Comunista chino).

“Les digo a mis hermanos y hermanas en África, si se les ocurre una vacuna, tengan cuidado. No dejes que te vacunen con su historial de traición a través de vacunas, a través de medicamentos”, alertó en julio el líder religioso afroamericano, Louis Farrakhan.

Las palabras de Farrakhan se basan en lo ocurrido hace años en Kenia, donde un polémico plan de vacunación impulsado por la Fundación Bill y Melinda Gates en el país africano terminó esterilizando a millones de mujeres.

El líder de la Nación del Islam propuso convocar a un equipo de virólogos y epidemiólogos para inspeccionar cualquier vacuna desarrollada para tratar el virus PCCh.

Farrakhan fue un paso más allá y habló sobre la teoría, que está ganando cada vez más presencia en la opinión pública, de que Gates y el Dr. Anthony Fauci, una de las principales figuras del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, están trabajando en una vacuna para el control de la población.

De hecho, el propio Gates prometió a principios de este año invertir miles de millones de dólares en una eventual vacuna contra el virus PCCh.

“Están ganando dinero ahora, conspirando para vacunar a siete mil quinientos millones de personas”, dijo Farrakhan.

“Dr. Fauci, Bill Gates y Melinda: quieren despoblar la Tierra. ¿Quién diablos te dio ese derecho? ¿Quién eres tú para sentarte con tus miles de millones y hablar sobre quién puede vivir y quién debería morir?”, sostuvo el líder religioso.

Miguel Díaz – BLes

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