En el antiguo imperio Incaico no había una manera de registrar caracteres sobre una superficie como forma de escritura preestablecida. Sus sistemas de comunicación derivaban principalmente de la lengua quechua y de un método nemotécnico a partir de cuerdas elaboradas en lana o algodón que hasta ahora nadie ha descifrado pero que según indicios de expertos funcionaban como sistema para administrar.

Manny Medrano con 21 años es un estudiante de la Universidad de Harvard que invirtió su tiempo de vacaciones para estudiar las cuerdas quipus de las que cree haber ‘Hackeado’ el secreto detrás de su significado.
El joven apasionado por la arqueología, las matemáticas y la economía tuvo la oportunidad de estudiar una colección de quipus de un ciudadano italiano, que actualmente reside en Perú.
“Pensamos en el lenguaje como algo hablado o escrito”, expone Medrano. “Pero los quipu realmente rompen ese límite y hacen del lenguaje algo que se puede percibir, tocar y manejar con los manos”, agrega.
Su pesquisa lo llevó a trazar gráficos luego de comparar los quipus que disponía y un antiguo documento de censo elaborado por autoridades españolas del entonces que residían en la misma zona donde estaban los códigos incaicos.”Hubo una coincidencia que era demasiado fuerte para que fuera aleatoria”, afirmó el estudiante.
“Manny los descrifró, concentrándose en sus colores y en su construcción y su dirección” afirmó Gary Urton, profesor encargado de dirigir la investigación de Medrano.
Medrano no tardó en darse cuenta que el número de cuerdas con colores únicos casi coincidía con la cantidad de nombres registrados en el documento de censo, por lo que a cada nombre le correspondería un color.
“Había muchas combinaciones de colores diferentes, ya fuera en colores sólidos o de dos colores juntos”, puntualiza Medrano, concluyendo que era “suficiente diversidad para codificar un idioma”.
Respecto a los quipus, compartían todos similitudes y provenían de un lugar funerario ubicado en la costa norte del Perú; por otro lado, el documento de censo hacía referencia a 132 contribuyentes.
Los hallazgos esperan ser publicados en la revista Ethnohistiry, donde serán ampliados los detalles relacionados al Tawantinsuyo, término que traduce “las cuatro porciones del mundo” donde estaban comprendidos gran parte de los territorios de Colombia, el sur de Chile, Bolivia, Argentina y una fracción de la selva amazónica, zonas en las que tenía soberanía la civilización inca.