El primer ministro Ahmed Ali aprovecha el contexto nacional de guerra civil y detiene ilegalmente a 16 funcionarios de la ONU que habían denunciado crimenes de guerra.
El vocero de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Stéphane Dujarric, confirmó en una conferencia de prensa esta semana la grave situación de sus agentes en Etiopía, luego de entrar en conflicto con el gobierno central etíope, que aún no dio explicaciones de lo ocurrido.
Dujarric confirmó que 16 funcionarios de la ONU se encuentran detenidos, y que ya mandaron un pedido formal al Ministerio de Asuntos Exteriores de Etiopía pidiendo por una liberación inmediata, pero que no fue respondido.
A su vez, el gobierno de Abiy Ahmed Ali, el primer ministro etíope, mantiene detenidos a un número indeterminado de colaboradores externos del organismo internacional, mientras su país está en plena guerra civil.
En septiembre, el Ministro de Asuntos Exteriores había dado indicios de una creciente tensión con la presencia de la ONU en su país, tras amenazar con echar forzosamente del país a siete funcionarios de la propia organización por interferir en los asuntos locales.
Los funcionarios de la ONU advirtieron desde territorio etíope que la guerra civil estaba causando hambruna entre las poblaciones civiles de la zona del Tigray, por orden de Ahmed Ali, lo cual constituye un crimen de guerra.
El conflicto entre Adis Abbeba, capital etíope y sede del gobierno central, y distintas etnias enemigas y fuerzas opositoras se ha intensificado en las últimas semanas, y la guerra civil ya es una realidad incuestionable.
El país se encuentra en Estado de Emergencia, tras la toma de gran parte del norte del país por parte de los nacionalistas tigré (de Tigray), que avanzan hacia la capital, secundados por otras tribus rebeldes y movimientos opositores que se sublevan en otras zonas del país con armas de fuego.
Etiopía, que fue por años uno de los países más estables de la región, ahora evidencia la fragilidad y los problemas de un país multicultural en el que no solo hay muchos idiomas sino que muchas culturas distintas que se quieren hacer convivir bajo un mismo gobierno.
Hoy en día, los izquierdistas y nacionalistas (cada uno de su propia etnia) englobados en el Frente para la Liberación Popular de Tigray y Frente de Liberación Oromo se encuentran aliados con el objetivo común de derrocar a Ahmed Ali, que desde que ganó el Nobel de la Paz 2019 no para de promover un conflicto bélico en su país.
Ahmed Ali ha llamado a la ciudadanía a armarse y resistir contra los movimientos independentistas y subversivos, además de explotando el gasto público en el Ejército preparándose para la llegada de los tigreses y oromeses.
De ganar los rebeldes, éstos proponen la destrucción de la Etiopía que conocemos y la división de su territorio en al menos 5 países, cada uno de distinta etnia, idioma o cultura.
Fuente: Derechadiario.com.ar