Redacción BLes– La guerra comercial de China con Australia “estaba destinada a ser el momento de China”, pero resultó ser un “fracaso espectacular”. Además, Australia se ha convertido en un ejemplo para que otros países rompan sus vínculos con el Partido Comunista Chino (PCCh) y su acoso económico, escribió el periodista independiente Jamie Seidel en News.com.
Después de que el primer ministro australiano, Scott Morrison, pidiera una investigación sobre el origen del COVID-19 en abril de 2020, el PCCh utilizó las excusas del antidumping, la higiene y los problemas de calidad para imponer altos aranceles a varios productos fabricados en Australia.
Estados Unidos calificó este movimiento de “coacción económica”, mientras que Seidel escribió que su propósito era silenciar al primer ministro y “dar ejemplo de lo que ocurre con las naciones que contradicen al PCCh”.
Señaló que dieciocho meses después de la guerra comercial con China, la economía de Australia no se vio muy afectada. Citó a Kurt Campbell, asesor de asuntos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos en el Indo-Pacífico, diciendo que la intención de China de romper y “poner de rodillas a Australia” era poco probable.
Las estadísticas del Tesoro australiano mostraron que la “coerción económica” del PCCh causó unos daños económicos de 5.400 millones de dólares australianos. Sin embargo, Australia ganó al menos 4.400 millones en ingresos en otros nuevos mercados.
Según Jeffrey Wilson, director de investigación del Centro Asiático de Perth, China importó carbón de Rusia e Indonesia en lugar de Australia como castigo económico. A pesar de ello, los antiguos clientes de esos dos países, como Corea del Sur y Japón, recurrieron a Australia para obtener carbón. Por lo tanto, los beneficios de las exportaciones de carbón de Australia no se vieron afectados.
El Dr. Wilson dijo que esa situación “no era exactamente el efecto que China tenía en mente”, aunque el “proceso de ajuste no es indoloro, pero sí mucho menos costoso”.
Aparte de las diferencias de ambos países “en materia de valores y derechos humanos”, dijo el Dr. Wilson, “Australia está preocupada por el comportamiento cada vez más beligerante de China en el Indo-Pacífico”. Mientras tanto, el régimen dictatorial veía “como la postura antichina de Australia”, lo que Seidel consideraba la principal razón que fracturó las relaciones “China-Australia”.
Escribió que Canberra ya no esperaba que China se convirtiera en “una sociedad más abierta y tolerante”. Al mismo tiempo, China ya no podía esperar que Canberra callara “por interés propio, con decenas de miles de millones de dólares de comercio utilizados como palanca política”.
Seidel terminó su comentario con la declaración del Dr. Wilson, diciendo: “La experiencia de Australia ofrece una lección importante: la desvinculación comercial no significa automáticamente la destrucción del comercio. De hecho, la resistencia de Australia puede inspirar ahora a otros a adoptar una postura”.
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