Redacción BLesUn artículo reciente del New York Times ataca a Francia por su ambiente de “antiinmigración” que limita una mayor afluencia de extranjeros, a pesar de reconocer que ellos prefieren a su propia gente, antes que a los inmigrantes.

“Las actuales políticas de inmigración, ahogan el crecimiento y la recuperación económicos de la pandemia”, menciona citando a la economista Emmanuelle Auriol, en la publicación del 2 de diciembre, de acuerdo con Breitbart. 

Asimismo señala: “A medida que los restaurantes, hoteles, empresas de construcción y otros servicios franceses se enfrentan a una escasez de trabajadores, los políticos de todo el espectro ideológico han propuesto aumentar los salarios, pero no el número de inmigrantes permitidos en el país”. 

La prioridad que los franceses conceden a sus nacionales se reflejó en los resultados de una encuesta, según la cual el 61% de los participantes dijo creer que la población blanca y cristiana de Europa sería sometida a un “gran reemplazo” por los inmigrantes musulmanes.

No obstante, el NY Times cita otra vez a Auriol: “En los últimos años se han llevado a cabo modestos cambios. Pero son insuficientes para atraer el tipo de inmigrantes motivados y cualificados que Francia necesita desesperadamente para aportar innovación y nuevas ideas”, impulsando la política de fronteras abiertas que se extiende por varios países. 

Las críticas se efectúan en medio de la campaña política que ya sube de tono en Francia, a cinco meses de las elecciones presidenciales. 

De esta manera, aprovecha para calificar al candidato, Eric Zemmour, como de extrema derecha por sus declaraciones, que para algunos tienden a emular a las del expresidente estadounidense, Donald Trump. 

“No nos dejaremos dominar, convertir en vasallos, conquistar, colonizar. No permitiremos que nos sustituyan”, dijo, coincidiendo con la mayoría de los franceses, en un vídeo publicado en la plataforma de YouTube. 

En consecuencia, los políticos buscan imponer una moratoria a la inmigración, inclusive a través de un referéndum sobre estas políticas, lo que podría significar el cierre de las fronteras. 

Por otro lado, en Australia también se prefiere el aumento de los salarios a los trabajadores nacionales, en vez de permitir el ingreso a inmigrantes que ganen poco, tal como lo menciona el editor de negocios de la ABC, Ian Verrender. 

En este sentido, Verrender lleva la contraria a los empresarios que piden importar trabajadores inmigrantes, argumentando la escasez de mano de obra cualificada.

“Si realmente es cierto que la mano de obra cualificada es tan escasa, ¿por qué los empleadores desesperados no suben los salarios hasta la estratosfera? De hecho, ocurre lo contrario”, afirmó Verrender. 

Este editor recuerda que los empresarios siguen pidiendo más inmigrantes, algo que hacen desde hace 20 años, a pesar de las grandes cantidades de ellos admitidos en el país. 

Y también sugiere las posibles causas de esta insistencia argumentando que las empresas quieren “deprimir el precio de la mano de obra” y hacer crecer la población para crear “una economía más grande y un mercado potencial más amplio que facilite a las empresas ganar más dinero sin necesidad de innovar”.

En este contexto, el autor Neil Munro observa un paralelo con la economía estadounidense, donde el presidente Joe Biden y sus aliados de Wall Street impulsan esta política de “primero el inversionista”. 

Y señala: “Durante 30 años, la inmigración ha frenado la productividad de los estadounidenses, ha reducido su influencia política y ha ampliado las diferencias regionales de riqueza”. 

Además de haber “radicalizado su cultura cívica democrática, que promueve el compromiso, y ha permitido a las élites ignorar a los desesperados estadounidenses de la base de la sociedad”.

José Hermosa – BLes.com

 

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