El Fondo anticipó que el mundo se dirige a una recesión con elevada inflación, algo que podría ser incluso más drástico en países emergentes. Recomendó disciplina fiscal bajando el gasto público o subiendo los impuestos.

Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó hacia la baja las perspectivas de crecimiento a nivel global. El Fondo advierte que la economía internacional se dirige a un escenario de estanflación, similar al que hubo en la década de 1970.

 Según su diagnóstico, las economías desarrolladas podrían mantener una inflación estructural del orden del 6,6% anual, mientras que el promedio para las economías emergentes ascendería a casi 10% anual. Dentro de este último grupo se encuentran los casos más enigmáticos y extremos, como Turquía, Argentina, Líbano, Sudán y Venezuela, entre otros.

Para hacer frente a los desequilibrios el Fondo recomendó una receta concreta: reducir el gasto público o aumentar los impuestos. La apuesta por la disciplina fiscal apunta a desmantelar las expectativas inflacionarias y poder convencer a los ahorristas de que la deuda pública de los Gobiernos no se pagará con inflación, sino con recursos genuinamente adquiridos.

“La inflación podría ser más difícil de reducir de lo previsto si los mercados laborales son más rígidos de lo esperado, o si las expectativas de inflación se desanclan”, reza el informe del FMI.

También se recomendó un fuerte endurecimiento de las políticas monetarias, corrigiendo las tasas de interés y limitando la expansión del crédito. Se destaca el caso de Brasil como pionero en el aumento de la tasa de política monetaria, en contraste con las políticas excesivamente pasivas en Europa.

Desde diciembre de 2019 el Gobierno de Alberto Fernández apostó sistemáticamente por el incremento de la presión fiscal, en lugar de permitir algún tipo de reducción en el gasto público a nivel nacional.

La recaudación del sector público nacional aumentó del 23% del PBI en 2019 hasta el 25,1% en 2021, la cifra más elevada desde 2016. Además, en el mismo período el déficit fiscal primario subió del 0,4% del PBI al 3%. Junto con los impuestos provinciales, la recaudación total ascendió al 30,7% del PBI en 2021, y fue la más elevada desde 2015.

Fernández realizó un total de 14 modificaciones impositivas, algunas para aumentar impuestos ya existentes y otras para crear nuevos tributos. El Gobierno aumentó las alícuotas de Bienes Personales, y sobre la misma base aplicó un recargo conocido como el “impuesto a la riqueza”.

Se sancionó el impuesto PAIS y una percepción adicional a cuenta de Ganancias para la compra de divisas, se aumentó el impuesto a las utilidades no distribuidasse duplicó el Impuesto sobre los débitos y créditos, se crearon cuatro nuevos impuestos internos y se aumentó la carga sobre productos electrónicos, y se eliminaron todas las exenciones del IVA que habían sido dispuestas en 2019. 

Fuente: derechadiario.com.ar

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