Redacción BLes – La justicia de los Países Bajos desestimó una demanda interpuesta por un grupo de aldeanos chinos, que exigían que un coleccionista holandés les devolviera una estatua de Buda -que contenía el cuerpo de un monje- a la que adoraron durante siglos hasta su desaparición en diciembre de 1995.

El caso, que el tribunal de distrito de Amsterdam ha rechazado alegando la inadmisibilidad legal del demandante, al no considerar a los residentes de los pequeños pueblos de Yangchun y Dong Pu, al este de China, como persona o entidad jurídica con derecho a presentar una reclamación, ha atraído la atención mundial, describió AFP.

“Crecimos con la estatua. Estaba allí día y noche. Es nuestro líder espiritual”, observó Lin Wen Qing, portavoz de la aldea, y una de los seis aldeanos del sudeste de la provincia de Fujian que asistieron al juicio. “Para nosotros, lo más importante es llevarla de vuelta”, declaró después de que el juzgado desestimara su reclamación el miércoles.

La batalla por recuperar la estatua comenzó hace tres años, cuando los aldeanos afirmaron reconocerla -tras haber permanecido en paradero desconocido desde que denunciaran su robo, dos décadas atrás- en la Exposición Mundial de Momias celebrada en el museo de historia natural de Budapest.

Pero ahora tenía un nuevo propietario, el holandés Óscar Van Overeem, que aseguraba haber pagado 40.000 euros por la figura en Hong Kong en 1996.

Estatua del monje Zhang Qisan durante una exhibición en Países Bajos.
Estatua del monje Zhang Qisan durante una exhibición en Países Bajos.

Van Overeem aceptó, antes de que el caso acabara en los tribunales, devolver la estatua a un templo chino más grande -pero no a la aldea- bajo ciertas condiciones, que incluían el pago de 20 millones de dólares americanos en compensación, informó South China Morning Post.

Lógicamente, a raíz de eso se desencadenó una batalla legal. En junio de este año, durante una de las muchas rondas de presentación de pruebas y audiencias públicas que han tenido lugar, el holandés declaró que ya no tenía la estatua porque la había intercambiado con un coleccionista a cambio de otras piezas en 2015. 

Los detalles de la transacción se revelaron al tribunal pero no a los demandantes. “Hay un vínculo muy especial entre los aldeanos y la estatua”, declaró el abogado Jan Holthuis ante sus señorías durante otra audiencia en octubre, al tiempo que Van Overeem reiteraba que la figura ya no estaba en su poder.

En aquel entonces, el letrado acusó a Van Overeem y al nuevo propietario de la estatua de “conspirar para hacer desaparecer la momia de Buda para asegurarse de que los reclamantes no puedan actuar”, de acuerdo a Daily Mail. 

Una reliquia insólita

Un escáner de la estatua, que representa a un monje sonriente de tamaño natural sentado en “posición de loto”, reveló en 2015 que contiene un cuerpo momificado que alberga en su interior pergaminos en el lugar donde debían encontrarse los órganos, informó La Gran Época.

Imagen de Buda antes de realizarse la tomografía computada que reveló lo que albergaba en su interior.
Imagen de Buda antes de realizarse la tomografía computada que reveló lo que albergaba en su interior.

Los demandantes chinos creen que se trata de los restos del monje erudito Zhang Qisan, célebre por su benevolencia, y que vivió hace casi mil años, durante la dinastía Song de China (960-1279).

El monje contribuyó enormemente en el desarrollo de tratamientos de enfermedades, así como en la lucha contra las epidemias y la difusión del budismo, según algunos registros históricos, citados por el Instituto Académico Chino de Ciencias Sociales (IA CASS). 

Cuando murió a los 37 años, momificaron su cuerpo para conservarlo dentro de la estatua del Buda y adorarlo de acuerdo a la creencia budista. 

Asimismo, “se presume que se preparó para su automomificación. Un ascetismo extremo que incluye una dieta estricta para deshacerse de la grasa corporal y un té venenoso que provoca vómitos y evita que los gusanos corrompan luego el cuerpo. Si salía bien, tras la muerte era llevado a un templo y consagrado como un buda”, describió Vincent van Vilsteren, investigador y conservador de Arqueología del museo holandés de Drenthe donde también se exhibió la imagen en 2014, de acuerdo a El País.

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