Los informes técnicos de la Tax Foundation estudiaron los efectos cuantitativos de la reforma tributaria de 2017 en Estados Unidos, y confirmaron que el mayor beneficio lo tuvo la clase media y los trabajadores.

Al contrario de lo que plantea actualmente la administración Biden, los efectos de Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017 tuvieron un impacto particularmente positivo sobre la clase media y la clase trabajadora, ya que la desgravación fiscal no se concentró exclusivamente en los estratos más altos.

Los informes publicados por el equipo técnico de la Tax Foundation determinaron de forma cuantitativa cuáles fueron los segmentos de la sociedad estadounidense que más se beneficiaron de estos recortes impositivos.

Estos cálculos fueron realizados considerando no solamente las alícuotas anuales sobre los ingresos, sino también la base imponible sobre la cuál se aplica el impuesto. Esto último resultó ser verdaderamente relevante en la reforma fiscal de Trump.

Muy por el contrario de lo que plantean los demócratas en el Congreso, la reforma tributaria de 2017 tuvo un carácter progresivo por el cuál los deciles más bajos disfrutaron de rebajas porcentuales más importantes que las clases más altas. En síntesis, además del recorte de impuestos para empresas, millones de trabajadores dejaron de pagar impuestos a su salario por la reforma de Trump.

La Tax Foundation determina que un ciudadano promedio con un ingreso bruto anual de entre US$ 15.000 y US$ 50.000, que podríamos considerar “clase media baja” ya que está por debajo del promedio general, accedieron a una desgravación de impuestos de entre 16% y 26% sobre el total del impuesto a la renta que debieron pagar en 2018.

Esto se consiguió no solamente por el recorte de alícuotas, sino también por un histórico incremento de la deducción estándar, una serie de pautas que si cumple un ciudadano se beneficia de exenciones impositivas, como tener hijos, una propiedad, pagar una jubilación o un seguro de salud.

En el mismo año, un ciudadano estándar con un ingreso de entre US$ 50.000 y US$ 150.000 al año, lo que podríamos considerar “clase media”, recibió una rebaja fiscal de entre 15% y 17%. Nuevamente, la alícuota del impuesto fue rebajada junto con la base imponible sobre la cuál se tributa.

Aquellos ciudadanos estadounidenses con ingresos de entre US$ 100.000 y US$ 500.000 al año, la “clase media alta”, adquirieron una rebaja sobre el impuesto sobre la renta de entre el 11% y el 13%.

Queda en evidencia el carácter “escalonado” que mantuvo la reforma fiscal de Trump, permitiendo variaciones más altas conforme más bajo fuera el ingreso anual, un dato que va en contra de la narrativa que las rebajas de Trump fueron solo para las clases más altas.

Los ingresos más altos, a partir de los US$ 500.000 y en adelante, la “clase alta”, mantuvieron recortes de entre el 6% y el 9% en el impuesto sobre la renta anual. Es decir, recibieron una rebaja fiscal casi cuatro veces inferior a la que percibieron los ingresos más bajos sujetos al impuesto a los ingresos anuales.

En un intento por buscar la aprobación del programa Build Back Better (BBB) de la administración Biden, los demócratas pidieron en el Congreso que el incremento al gasto público que prevee el gobierno podría ser financiado revirtiendo la reforma impositiva de Trump.

El bloque demócrata argumentó que la rebaja de impuestos fue solamente para los segmentos más ricos de ricos de la población, quienes fueron beneficiados de una forma “desproporcionada e injusta”. Como demuestran los estudios de la Tax Foundation, las acusaciones de los demócratas carecen de sentido.

Fuente: Derechadiario.com.ar

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