Redacción BLes– El National Ignition Facility (NIF), el láser más gigantesco del mundo, lleva más de una década funcionando y ha contribuido enormemente a la ciencia gracias a su enorme potencia.
El gigantesco dispositivo se completó en marzo de 2009 en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL) en Livermore, California. El conjunto ocupa una estructura de diez pisos del tamaño de tres campos de fútbol.
Según Live Science, tras más de una década desde que entró en funcionamiento, el NIF ha demostrado ser un versátil contribuyente a la investigación científica.
“Hacer un experimento en el NIF no es como hacer un experimento en cualquier otra instalación de láser”, dijo Jena Meineck, una física de plasma. Ella investiga el origen de los campos magnéticos en el universo en la National Ignition Facility.
“Las condiciones que se obtienen son tan extremas que, hasta cierto punto, no tienes ni idea de qué esperar. Todo lo que sabes es que algo especial está a punto de suceder”, continuó Meineck.

Por su enorme capacidad, el NIF es aplicable para el estudio de las armas y para desvelar los misterios del espacio.
Cuenta con 192 rayos láser, cada uno de los cuales concentra toda su energía en un pequeño objetivo de menos de un centímetro y transmite más de 500 billones de vatios de potencia máxima y 1,8 megajulios de luz láser ultravioleta hacia él, según el Departamento de Energía de Estados Unidos. Es lo suficientemente potente como para reproducir las condiciones extremas que se dan en el interior de las estrellas, así como las explosiones nucleares.
El NIF también tiene la capacidad de crear las condiciones extraordinarias necesarias para encender la fusión de núcleos, la misma reacción que impulsa el sol y las estrellas. Según Live Science, este entorno conlleva temperaturas de 180 millones de grados Fahrenheit (100 millones de Celsius) y presiones 100.000 millones de veces superiores a las de la atmósfera terrestre.

Con un alto potencial para ser una fuente inagotable de energía verde, los científicos llevan décadas tratando de captar la capacidad de gestionar el proceso. Sin embargo, hasta ahora, sólo las interacciones de fusión masivamente destructivas que alimentan las armas termonucleares han encontrado una aplicación práctica.
Por eso, aunque dedica la mayor parte de sus actividades a desarrollar y probar armas, el 8% de la potencia del NIF se ha utilizado también en la investigación espacial.
Gracias a su capacidad para crear entornos extremos, los científicos han utilizado el NIF para imitar las condiciones del espacio, donde los científicos pueden encontrar datos que de otro modo serían imposibles, como el interior de las estrellas o una supernova, una explosión estelar masiva cuando una estrella agota su combustible nuclear y otros.
Dado que el NIF puede crear una compresión masiva que se asemeja a la de grandes planetas como Júpiter y Saturno, los científicos también lo utilizan para analizar lo que sucedería con los materiales en condiciones tan extremas, como por ejemplo, cómo se transforma el hidrógeno en metal.
Los investigadores también buscan integrar su aplicación de la fusión en los sistemas de propulsión de satélites y naves espaciales, una tecnología que se espera que esté a una década de distancia del alcance de la ciencia actual. Sin embargo, como informó Live Science desde el LLNL, desde 2005 se ha empezado a estudiar un proyecto de este tipo, denominado “Vehículo para aplicaciones de transporte interplanetario”.
Laura Enrione – BLes.com