Redacción BLes – El Papa Francisco ignora un año más en su mensaje de Navidad las graves violaciones de los derechos humanos que comete el régimen chino contra personas inocentes por su etnia y por su fe, a pesar de que enumera el sufrimiento y la injusticia de varios pueblos en todo el mundo, acorde a lo que informó Breitbart. 

Durante su bendición ‘Urbi et Orbi” el Papa omitió una vez más hablar sobre las atrocidades que ocurren en China bajo el régimen totalitario del Partido Comunista chino (PCCh), que intenta imponer su doctrina comunista atea al pueblo chino y destruir todas las creencias y tradiciones de las distintas etnias que habitan allí.

No obstante, como cada año desde que asumió el papado, el pontífice durante la misa tradicional navideña hizo referencias a las numerosas víctimas de la guerra de más de 10 años en Siria, hacia el conflicto entre israelíes y palestinos, mencionó también al Líbano, “que atraviesa una crisis sin precedentes, acompañada de condiciones económicas y sociales muy preocupantes”.

Además, instó a “escuchar el llanto de los niños que surgen de Yemen”, poniendo énfasis en que lo que sucede en Irak es “una enorme tragedia, ignorada por todos” durante años. Pidió “al niño Jesús” por la “paz y la concordia” en Oriente Medio y por el fin del sufrimiento del pueblo afgano.  

Incluso pidió por el pueblo de Myanmar y en particular hizo referencias a la persecución religiosa que sufren allí los cristianos, “donde la intolerancia y la violencia no pocas veces atacan a la comunidad cristiana y sus lugares de culto, nublando el semblante pacífico de ese pueblo”. 

Sin embargo, a pesar de la enorme evidencia y las crecientes denuncias sobre las persecuciones religiosas en China bajo el régimen comunista, el Papa nuevamente se llamó al silencio.

No hizo ninguna mención al genocidio del pueblo uigur, en el que según evidencias recientes presentadas en un Tribunal Uigur en el Reino Unido, el PCCh utilizó formas de represión genocidas como los nacimientos forzados, el control de la natalidad y el aborto para reducir la tasa de natalidad de la etnia musulmanes uigur y así lograr el llamado objetivo de “optimización” de la población de Xinjiang, zona que los uigures reconocen como Turquestán Oriental.

Tampoco hizo referencia alguna a la terrible persecución padecida por los practicantes de la disciplina espiritual de la escuela Buda, Falun Gong, también conocida como Falun Dafa, que son sometidos a todo tipo de torturas para doblegar su fe. 

Falun Gong sigue siendo el mayor grupo religioso perseguido en China. Las víctimas de tortura en los campos de concentración chinos, han descrito las atrocidades que el comunismo chino comete contra los practicantes, entre ellas la extracción forzada de órganos en vida para mantener un lucrativo negocio de trasplantes.  

“El acercamiento del Vaticano con China lo ha llevado a consentir la depravación”, dijo Dominic Lawson en el  Sunday Times. Y resaltó el silencio del Papa sobre todo lo que tenga que ver con los abusos del régimen chino. 

“A medida que más y más naciones han expresado su preocupación por la creciente evidencia de campos de concentración e incluso genocidio en la provincia china de Xinjiang, ha habido silencio de la única entidad que tiene a toda la humanidad sufriente en el centro de su misión. Me refiero a la Santa Sede”. 

El Vaticano y el PCCh rompieron relaciones en 1951. Desde entonces, el PCCh ha nombrado a sus propios obispos a pesar de la tradición del Vaticano que indica que solo pueden ser aprobados con el consentimiento del Papa.

El silencio evidente contra los abusos del PCCh y su ideología socialista tiene que ver con el acuerdo firmado entre China y el Vaticano en 2018, para el nombramiento de los obispos chinos. Según establece, el Vaticano puede nombrar algunos pero el régimen tiene la última palabra.

China tiene alrededor de 12 millones de seguidores católicos, que están divididos entre iglesias clandestinas que juran lealtad al Vaticano y las iglesias de la Asociación Católica Patriótica respaldadas por el Estado.

El contenido del acuerdo se ha mantenido en secreto hasta hoy, pero siendo que los obispos y sacerdotes en China están obligados a ser miembros del PCCh y le juran lealtad, están cumpliendo órdenes del régimen chino ateo con el aval del Vaticano.

Vanesa Catanzaro – BLes

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