(Minghui.org) No solía tener malas costumbres cuando era joven, pero me gustaba ayudar a los que eran intimidados, así que a menudo terminaba peleando con otros. Cuando crecí, me convertí en oficial de policía armado, después de retirarme acepté otros trabajos.
Empecé a tener contactos con mafiosos y desarrollé muchos vicios malos, incluyendo fumar y beber. Por lo que junto con mi mal genio e impaciencia, fui considerado un alborotador tanto en el trabajo como en mi familia.
Sin embargo, en mi corazón siempre he creído en los Fo (Budas). A veces miraba al cielo, preguntándome dónde estaba mi verdadero hogar. Cuando era joven, a menudo veía a un Fo de pie no muy lejos de mí. Todas estas experiencias me hicieron anhelar ser un monje.
Influenciado por Dafa
Escuché hablar sobre Falun Dafa en marzo de 1999, a la edad de 31 años, después de haber estado expuesto a la corrupción ejercida por el Partido Comunista Chino (PCCh). Mis pensamientos se centraban en entrar en un templo y ser un monje.
Estuve de acuerdo en ver el video de las conferencias del Maestro. Viendo los gestos de mano del Maestro Li Hongzhi al principio del video, de repente entendí todo y supe que se trataba de un verdadero maestro. Pedí una copia de Zhuan Falun y comencé a leerla desde las 10 a. m. hasta las 2 p. m. del día siguiente. Después de leer Zhuan Falun, comprendí que este qigong (práctica para refinar la energía) era una verdadera práctica de cultivación. Cuando leí que los practicantes de Falun Dafa siguen Verdad, Benevolencia y Tolerancia, supe que podía aceptar sus principios.
Así es como me convertí en un practicante de Falun Dafa. Todo el día estaba sonriendo y era muy feliz. Como no podía sentarme con las piernas cruzadas, pedí a otros que me las sujetaran. Tardé un mes en poder meditar en la posición de doble loto. Todos mis malos hábitos habían desaparecido. Los funcionarios de mi lugar de trabajo se sorprendieron de que me hubiera convertido en una buena persona.
El 25 de abril de 1999, junto con muchos practicantes fui a Beijing para apelar pacíficamente por Falun Dafa y la libertad para practicar la disciplina. Al regresar a nuestra ciudad natal, le aclaramos la verdad sobre Dafa y sus principios a la gente en muchos lugares.
También aprendí a mejorar mi xinxing (naturaleza del corazón). Un día, cuando andaba en bicicleta, me atropelló un automóvil y la bicicleta quedó destrozada. Si no hubiera practicado, habría peleado con el conductor. Como practicante, consideré esto como una oportunidad para probar mi tolerancia y mejorar mi xinxing.
El inicio de la persecución
Después del inicio de la persecución el 20 de julio de 1999, fui junto con muchos practicantes a la capital de la provincia para pedir por nuestro derecho a practicar Dafa. La policía nos arrastró a un autobús y nos llevaron a una academia de policía, donde nos dijeron que les diéramos toda nuestra información. Me negué a hacerlo y me fui a casa.
Cuando al día siguiente fui al sitio de práctica de ejercicios en grupo, solo había unos pocos practicantes. Decidí visitar otros sitios de ejercicios en grupo y conocí a algunos practicantes. Nos dimos cuenta de que el grupo de estudio del Fa y los ejercicios grupales no debían detenerse. Más tarde me enteré de que algunos practicantes habían entregado sus libros de Dafa y habían escrito declaraciones que difamaban a Dafa por temor a las repercusiones y persecución del régimen.
Había muchos agentes de policía vestidos de civil cerca de los lugares donde se practicaban los ejercicios en grupo. Muchos practicantes dudaban y no sabían qué hacer. Compartí mi entendimiento: “El Maestro nos ha enseñado a ser compasivos y a convertirnos en mejores personas. No hay nada de malo en ello. No podemos entregar nuestros libros ni calumniar a Dafa”.
Después de llegar a Beijing, oímos que Jiang Zemin, el exlíder del régimen comunista, dijo a los medios de comunicación extranjeros que el 99% de los practicantes habían dejado de practicar después de que prohibió Falun Dafa. Para refutar las mentiras, reunimos una gran cantidad de firmas de los practicantes y las enviamos a las Naciones Unidas. Más tarde, más de 60 practicantes desplegamos una pancarta en la Plaza de Tiananmen. Fui arrestado por la policía del centro de detención de Chaoyang. Más tarde me trasladaron al centro de detención local de Daguang donde permanecí retenido ilegalmente durante 27 días.
Al enterarme de que los practicantes de la provincia de Anhui tuvieron que caminar hasta Beijing porque no podían pagar el viaje, ni quedarse en un hotel, se tuvieron que resguardar junto al templo Jietai, por lo que les compré algo de comida. Posteriormente la policía rodeó la montaña para buscarnos. Me llevaron detenido a la comisaría de Chongwenmen, pero pude escapar.
Torturado brutalmente
En noviembre del 2000, la policía nos arrestó a mi esposa y a mí, junto con varios practicantes, y nos mantuvieron recluidos durante 19 meses. Durante ese tiempo sufrí severas torturas.
Alrededor de las tres de la tarde del 19 de enero de 2001 los guardias fijaron mis manos y pies a una silla de hierro. Además presionaron con una barra de metal contra mi abdomen y trabaron ambos extremos. Después de cenar, un par de guardias me torturaron. Dos de ellos me soltaron las manos, y llevándolas hacia detrás de mi espalda, las esposaron de nuevo, y atándole una cuerda de nylon, tiraron hacia adelante y hacia atrás. A continuación me desnudaron la espalda, y uno de los guardias tomo una picana eléctrica, y me aplicó descargas eléctricas, desde el cuello hasta la cintura, de un lado a otro, una y otra vez. Sentí un dolor insoportable.
Después de unos minutos el sufrimiento era muy grande, pero me negué a responder a sus preguntas. Un guardia les dijo a otros que me torturaran aún más severamente. Mientras un guardia me presionaba los brazos, otros me echaban agua fría en la espalda y simultáneamente me daban descargas con picanas eléctricas. Después de un tiempo, me desmayé. De nuevo me echaron agua fría encima y recobré el conocimiento.
A continuación los guardias me ataron fuertemente con una cuerda. Cuando lo hicieron por tercera vez, los guardias tiraron aún más fuerte, estirando mi brazo desde la parte posterior de la espalda hasta casi tocar los muslos. Al mismo tiempo, dos guardias empujaron fuertemente hacia abajo las cadenas que estaban atadas alrededor de mis pies. Me desmayé una vez más. Después de recobrar el conocimiento, descubrí que habían vertido agua fría sobre mí y que la parte superior de mi brazo se había vuelto negra. Los guardias bajaron a ducharse porque sudaban demasiado.
Después de un breve descanso, los guardias me torturaron de forma aún más brutal. Me aplicaron descargas en el cuello y en los genitales con picanas eléctricas. También me insertaron el bastón en la boca para electrocutarme. Esto continuó durante varias rondas y los funcionarios querían que admitiera lo que ellos decían que otros practicantes decían para poder condenarnos a todos.
La tortura duró unas 30 horas. Después de regresar a la celda, dormí tres días y dos noches seguidas. Tenía fracturas en las costillas y en el pie izquierdo. Tuve dificultad para respirar y mi presión arterial era inestable. Mis brazos y piernas estaban negros por los moretones y el dolor en el estómago era insoportable provocando vómitos frecuentes.
Esa noche otros practicantes también fueron torturados e interrogados. Los métodos incluían atarlos a una silla de hierro, encadenarle los pies, el banco del tigre, estirarles los brazos desde la espalda sobre la cabeza, verterles agua fría sobre la espalda y aplicarles descargas con picanas eléctricas. Había un practicante cuyo vientre fue abierto por un guardia con una barra de metal.
Otro guardia dijo que tenía otro método de tortura. Si alguien se negaba a admitir su culpabilidad, el guardia rompía una botella de cerveza e introducía el resto de la botella con los bordes afilados en el ano de la persona. Él aplicó este método cruel a un practicante más tarde. El practicante gritó de dolor, pero no le dijo nada.
Encarcelamiento
En el otoño de 2001 el tribunal local programó una audiencia a la que debía asistir junto con 12 practicantes más. Alrededor de mil practicantes permanecieron fuera de la sala del tribunal para protestar. La audiencia fue cancelada.
La segunda audiencia se programó para el 6 de marzo de 2002. Estuvieron presentes funcionarios del tribunal local y de la fiscalía. Testifiqué que Falun Dafa me ayudó a ser una mejor persona, pero fui torturado por mis creencias. Durante el descanso de la sesión, los guardias me golpearon y me electrocutaron con picanas eléctricas para evitar que testificara.
En la tercera audiencia, el 8 de marzo de 2002, fui condenado a 13 años de prisión.
Cuatro reclusos fueron asignados para monitorearme las 24 horas del día. Les dije a los guardias que estaban violando mis derechos humanos. Como no había hecho nada malo, no había razón para que fuéramos encarcelados y vigilados por delincuentes. Los guardias no tuvieron respuesta y les dijeron a los reclusos que se detuvieran. Más practicantes fueron encarcelados, y cooperamos entre nosotros para exponer la persecución. Un instructor político de la prisión dejó de perseguir a los practicantes después de escucharnos aclararle la verdad.
Cuando los funcionarios de la prisión se enteraron de que estábamos estudiando las enseñanzas de Falun Dafa, nos torturaron. Un practicante fue puesto en una cama de la muerte con las cuatro extremidades estiradas en todas las direcciones. A otro practicante le aplastaron los genitales con fuerza. Después de que el practicante perdiera la vida como resultado de la tortura, todos los compañeros protestamos. Debido a esto, junto con varios practicantes fuimos transferidos a otra prisión el 23 de febrero de 2003.

Negarse a ceder
Cuando llegué por primera vez a la nueva prisión, se permitían las visitas familiares. Entonces intensificaron la persecución y pidieron a los practicantes “transformados” que nos lavaran el cerebro. No hablé con ellos ni escribí ninguna declaración para renunciar a Dafa.
Después de regresar a la celda, pensé acerca de la tortura experimentada por estos expracticantes. No pudieron soportar la tortura y ahora ayudaban a los guardias a “transformar” a los practicantes. Para ayudar a los practicantes a mantener la determinación, salí al pasillo y grité: “¡Falun Dafa es bueno!”. Un guardia me pateó y me enviaron a una celda de aislamiento. No se le permitió a nadie hablar conmigo ni siquiera mirarme. También me prohibieron las visitas familiares.
Un practicante fue golpeado con un cinturón. Él gritó: “¡Dios, por favor, ayúdame!”. El guardia inmediatamente dejó de golpearlo y les dijo a los presos que lo trataran bien. Los reclusos le preguntaban a este practicante todos los días sobre Falun Dafa y obtuvieron una copia de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista. Entonces escuché por casualidad que después de que un agente de la oficina 610 fue a Beijing para reportar los logros de la prisión, regresó con una orden de Luo Gan, secretario de la comisión de asuntos políticos y legales del gobierno central (PLAC, por sus siglas en inglés). Luo ordenó a la prisión que intensificara la tortura contra algunos practicantes, entre los que yo estaba incluido junto a otros dos practicantes no “transformados”. No habría consecuencias incluso si nos torturaban hasta la muerte, decía la orden.
Sabía que uno de los practicantes de la lista lo hizo muy bien. En los días de frío helado, los guardias le echaban agua con sal helada encima y lo dejaban al aire libre durante mucho tiempo casi desnudo. Después de que su piel fue quemada por las descargas eléctricas, los guardias lo cubrieron con papel y lo arrancaron a tirón después de que se secó para aumentar su dolor. Estuvo encadenado a una cama durante mucho tiempo. Sin embargo, no se olvidó de hablar sobre Dafa. Un preso que lo vigilaba renunció al partido comunista.

Debido a que se negó a escribir declaraciones que difamaban a Dafa, este practicante fue electrocutado con ocho picanas eléctricas simultáneamente. Cuando vi la espalda quemada del practicante, grité: “¡Falun Dafa es bueno!”. Los guardias lo oyeron y pidieron a los presos que me golpearan. Me patearon la cara, arrancándome varios dientes, tenía los ojos hinchados, la nariz rota, mi rostro quedó completamente desfigurado.
El estímulo del Maestro
Los funcionarios me quitaron el derecho de visita de mi familia. Mi esposa me buscó por todas partes y más tarde se le permitió verme. Ella venía en tren todos los meses y eso me animaba. El tiempo pasó rápidamente y nuestro pequeño hijo pronto estuvo en la escuela. Mi esposa había aprendido a ser independiente, a cuidarse a sí misma y al niño. Otros practicantes también la ayudaron y enviaron pensamientos rectos para mí. Entonces, las visitas familiares se detuvieron de nuevo.
En la primavera del noveno año, nadie había hablado conmigo durante más de un año. A los guardias se les ocurrió otra idea. Me obligaron a permanecer de pie frente a una pared. A los reclusos se les asignó vigilarme y no se me permitió hablar con nadie. La extrema soledad me llevó a la desesperación. Sin poder acceder a las enseñanzas de Falun Dafa durante mucho tiempo, tenía muchas preguntas: ¿Cuándo terminará esto, para que pueda salir de este infierno? Estaba al borde de un colapso mental.
En esos días más tenebrosos y aterradores, de repente recordé que, cuando mi esposa me visitó por última vez, me recordó que recitara Lunyu. Aunque no hablara, siempre podría recitar Lunyu. Así que detuve mis caóticos pensamientos y comencé a calmarme, recitando Lunyu una y otra vez.
El guardia me pidió que hiciera calistenia, en su lugar comencé a hacer la cuarta serie de ejercicios de Falun Dafa. Pero, había pasado mucho tiempo y no podía recordar los movimientos. Un guardia encendió el televisor y nos obligó a ver programas de lavado de cerebro. Una escena mostraba al Maestro enseñando los ejercicios. Esto me ayudó a recordar los ejercicios del uno al cuatro.
Mirando en mi interior
Antes de practicar Falun Dafa, tenía mal genio y a menudo peleaba con otros. Después de comenzar a practicar en marzo de 1999, empecé a mirar hacia adentro y a mejorarme, pero no había leído suficientemente las enseñanzas. Luego, me uní a la apelación pacífica del 25 de abril y comencé a oponerme a la persecución después de que esta comenzara en julio de 1999. Entonces, me detuvieron, sin acceso al estudio, ni oportunidades para comentar o compartir con los practicantes.
Un practicante que fue detenido y recluido más tarde en la misma celda que yo. Recitaba muchas enseñanzas todos los días y cantaba canciones compuestas por practicantes. Los guardias lo descubrieron y lo golpearon brutalmente. Estaba molesto y sentía un fuerte resentimiento.
Entonces, tuve los síntomas de una trombosis y el primer día no pude mover las piernas. El segundo día ya pude moverlas, pero aun así era doloroso. Ignoré el dolor y caminé como de costumbre. Me recuperé al tercer día.
Las corrientes eléctricas sacudieron mi cuerpo, pero no sentí ningún dolor. Encontré que mi cuerpo estaba cubierto de ampollas y mi piel estaba quemada. El guardia de la prisión me preguntó “¿Es bueno tu Maestro? ¿Vas a seguir practicando después de regresar?
“Falun Dafa es bueno. Seguiré practicándolo”, respondí. Frustrado, el guardia me dijo que volviera a la celda.
Muchas veces he visto en frente delante de mis ojos, los principios de Dafa de: Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
De esta manera, pasaron tribulaciones una tras otra, y me volví más diligente. Llegué a comprender que el mal quería destruirme, pero estaba siendo ayudado -era alguien lleno de ye (karma)- a tener éxito en la cultivación.
También pude iluminarme a que no importa en qué tipo de situaciones estemos, siempre necesitamos mirar hacia adentro, y mantenernos firmes y rectos.
En 2011, fui liberado y regresé a casa.
En los días más difíciles de mi encarcelamiento durante los diez años y un mes, me quejé por desesperación y miedo. Sin embargo, entendí que mientras tengamos Fe, no habrá tribulación que no podamos vencer.
Nota del Editor:
Falun Dafa es una práctica de auto-cultivación de mente y cuerpo que enseña los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia como una forma de mejorar la salud, el carácter moral y alcanzar la sabiduría espiritual.
Para más información sobre la práctica, visita www.falundafa.org. Todos los libros, música de ejercicios, materiales e instrucciones están disponibles sin ningún costo.