Redacción BLes– Hong Kong es una antigua colonia británica declarada territorio autónomo desde 1997, aunque no dejó de estar tutelada por el régimen comunista chino. Su relativa autonomía le ha permitido desarrollarse y convertirse en uno de los centros financieros más importantes del mundo.

Sin embargo, el régimen chino en los últimos años ha dejado paulatinamente de respetar los acuerdos de “no intervención”, entrometiéndose cada vez más en los asuntos políticos, económicos y sociales de la isla hasta tomar el control casi total.

El Partido Comunista Chino (PCCh) superó todos los límites con la implementación de la Ley de Seguridad Nacional impuesta hace 2 años, en junio de 2020, a través de la cual oficializó su intervención en la isla.

Tras la aprobación de la nueva Ley el gobierno central de Beijing estableció una oficina de seguridad nacional en Hong Kong, cuya tarea es hacer frente a la “subversión contra el Estado, combatir el terrorismo, el separatismo y las conspiraciones con fuerzas extranjeras”.

El alcance de estas tareas es tan abstracto que en última instancia corresponde a las autoridades determinar subjetivamente a su antojo lo que implica el incumplimiento de estos asuntos, dando libertad irrestricta al régimen para deshacerse de toda oposición o sectores que atenten contra sus intereses.

Las consecuencias se hicieron notar rápidamente, además de miles de presos políticos, periodistas censurados y la prohibición de medios de comunicación opositores, se ha producido un verdadero éxodo de hongkoneses que decidieron abandonar todo por temor a ser perseguidos y se radicaron en el exterior.

Esta semana, al cumplirse dos años de la imposición de Ley de Seguridad Nacional el éxodo se visibilizó aún más con protestas en las principales ciudades del mundo reclamando el regreso de la libertad y la democracia en Hong Kong.

 

Tres años de reclamos sin respuestas, violencia y éxodo

Hace tres años, alrededor de dos millones de los siete millones de residentes que tiene Hong Kong salieron a las calles para protestar contra el polémico proyecto de ley que permitía que sus residentes fueran extraditados a China Continental para ser juzgados según sus leyes.

Los intentos de la policía por sofocar el desorden llevaron a una creciente violencia institucional. En 2020, Hong Kong aprobó finalmente la Ley de Seguridad Nacional que, entre otras cosas, facilitó el castigo de los manifestantes y aumentó el control de Beijing sobre la ciudad. 

Después vino un éxodo de ciudadanos y referentes políticos pro democracia, especialmente luego de que, en 2021, las autoridades chinas proscribieran todos los partidos políticos. Las estadísticas públicas indicaron recientemente que su población ha disminuido en un 1,2% durante el año 2020/21.

Hong Kong logró mantener desde mediados de la década del 90 y durante varios años un constante crecimiento y desarrollo económico, lo que fue acompañado por un mejor bienestar de su población y un lógico aumento poblacional. Sin embargo, la falta de garantías institucionales y la ausencia de libertades que impuso el PCCh ha provocado una fuerte caída poblacional debido a la emigración de, principalmente, jóvenes y familias enteras.

Luego de la imposición de la ley de seguridad nacional, el Reino Unido introdujo el nuevo esquema de visas, a través del cual prometió un camino hacia la ciudadanía para hasta 3 millones de residentes de Hong Kong que posean o sean elegibles para un pasaporte de nacionalidad británica.

Canadá y Estados Unidos también anunciaron nuevos caminos para facilitar la residencia de ciudadanos de Hong Kong que escapan del régimen comunista chino y su perverso sistema represivo.

 

¿Economía en crisis?

No solo fueron decenas de miles de personas los que están decidiendo abandonar Hong Kong, también hay miles de empresas que se han desarrollado en la isla y hoy prefieren trasladar su firma a otros lugares del mundo que le garanticen una mayor seguridad, estabilidad y libertad por sobre todas las cosas.

Esto impulsa también una lamentable “fuga de cerebros”, dado que miles de jóvenes profesionales ya no encuentran destino en la ciudad y prefieren probar suerte en el extranjero.

Singapur parece ser uno de los principales destinos de los hongkoneses que optan por el exilio. Según testimonios la gente se siente atraída por la facilidad para hacer negocios, la amistad familiar, los incentivos fiscales y las fronteras abiertas del país asiático.

Las pequeñas y grandes empresas de Hong Kong se están mudando a Singapur, dijo Cynthia Ang, directora ejecutiva de la reconocida consultora Kerry Consulting. Citó a L’Oreal, Moet Hennessy y VF Corporation, esta última propietaria de marcas como Timberland y North Face, como ejemplos, y señaló que hay más que aún no han hecho públicas sus decisiones.

Expertos en demografía social, como Paul Yip Siu-fai, un reconocido profesor de la Universidad de Hong Kong, calificaron la tendencia de “alarmante”. El profesor Yip advirtió de los problemas que podría generar a corto plazo el éxodo masivo de capital humano que sufre la gran ciudad de Hong Kong. 

“Si va al aeropuerto, verá que las familias jóvenes y de mediana edad se están mudando”, y agregó: “Cuando se vayan de Hong Kong, se llevarán sus habilidades y su capital fuera de Hong Kong… nuestro envejecimiento será más agudo que nunca.”

 

Hong Kong y la pandemia

Luego de la imposición de la Ley de Seguridad Nacional y la persecución sobre los movimientos que promueven la libertad y la democracia de Hong Kong, llegó la pandemia por el coronavirus de Wuhan. La cual fue utilizada por el PCCh como argumento perfecto para imponer medidas orwellianas y profundizar el control sobre la población.

Entre las estrictas medidas, por no decir absurdas, implementadas por el gobierno de Hong Kong, siguiendo las pautas anti COVID del régimen comunista chino, se destaca la separación de sus padres de niños menores contagiados con el virus.

Como política oficial, al llegar la variante Ómicron a la isla, las autoridades sanitarias al detectar casos de niños con COVID los separaban de sus padres hasta que el pequeño paciente se muestre completamente recuperado.

Los consulados extranjeros con sede en Hong Kong, incluidos los de Estados Unidos y Australia, expresaron su preocupación por la política de aislamiento. El 2 de marzo, el gobierno de Estados Unidos desaconsejó viajar a Hong Kong, citando las restricciones de COVID, “incluido el riesgo de que padres e hijos sean separados”.

A esto se sumaron medidas que obligaron a los residentes a permanecer encerrados por tiempos prolongados, paralizando la economía y el normal desarrollo de la ciudad al máximo grado.

Estas medidas, por demás exageradas, que atentan contra la libertad individual afectando no solo a los ciudadanos sino también a las grandes industrias que allí se encuentran y por tanto a la economía, fueron otros de los motivos destacados por los miles de personas y empresas que decidieron abandonar la isla para radicarse en otras partes del mundo.

Las perspectivas para las libertades del pueblo de Hong Kong y el desarrollo de su sistema democrático no son optimistas. Parece que solo una acción conjunta y decisiva liderada por las principales potencias occidentales podría ejercer la presión suficiente sobre el régimen comunista chino para lograr un cambio real. Desafortunadamente para la gente de Hong Kong, hasta ahora no parece que se esté gestando tal movimiento.

 Andrés Vacca –Redacción BLes

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