Redacción BLes – El Partido Comunista Chino (PCCh), aparentemente, está atravesando una crisis de supervivencia, debido a que la sociedad china está despertando a sus políticas incorrectas de represión, censura, desigualdad económica y social, los estrictos protocolos por covid-19, entre otros.
A partir de 2014, alrededor de 90, 000 disturbios se presentaron en China, descritos oficialmente como “incidentes masivos”, y esta cifra va en aumento desde entonces, de acuerdo a Eurozine.
Miles de protestas se llevan a cabo en China cada año, principalmente contra la corrupción y la contaminación y apropiación de tierras por parte del estado, según BBC.
El año 2022, no fue la excepción y los problemas por la pandemia se hicieron presentes, en la provincia de Henan, por ejemplo, los ciudadanos se protestaron cuando por error la aplicación Covid informó que varias personas tenían el virus y aunque era cierto, se les prohibió el acceso a transporte público, a tiendas comerciales, inclusos a bancos, y fueron obligadas a ponerse en cuarentena, según BBC.
Por estas razones, los funcionarios del PCCh intentan que la gente de China vuelva a confiar en ellos y está buscando nuevas estrategias para poder sobrevivir, y continuar en el poder.
Desde 2018, el gobierno chino está implementando un nuevo plan llamado: “El pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo con características chinas para la nueva era”. Es un plan que intenta mostrar la generosidad del régimen, formando grupos de voluntarios que trabajan para impulsar la solidaridad, inculcar buenas costumbres, y mejorar el comportamiento de los ciudadanos, para que su lealtad al PCCh provenga de su “espíritu y corazón”, informó China File.
Por ejemplo, en la localidad de Longli, en la provincia de Guizhou, se creó un grupo de voluntarios que se dedican a cantar himnos al PCCh y se hacen llamar Puro folklore; ellos van de puerta en puerta para enseñarles a los vecinos a ahorrar y a cómo reducir los gastos excesivos. También hay otros grupos de voluntarios que ayudan a personas de bajos recursos, realizan la limpieza del vecindario, y atienden a niños y ancianos que quedan solos cuando el responsable de la familia trabaja.
Estas unidades sutiles de adoctrinamiento se denominan Centros de Práctica para la Civilización de la Nueva Era y emergieron en 2018 a través de la Oficina General del Comité Central del Partido.
En 2019, la Comisión Central de Orientación sobre la Construcción de la Civilización Espiritual, una institución del PCCh para el progreso “ideológico, moral y cultural” de la población, construyó estos Centros en 500 provincias o condados y en noviembre de 2021, el jefe de propaganda del Partido, Huang Kunming, pidió que se siguieran construyendo centros en todo el país.
Es el caso de Xinjiang, que construyó 2000 centros distribuidos en vecindarios, granjas, regimientos del ejército y empresas. En Guangzhou, la capital de la provincia de Guangdong, llegaron a casi 3000 centros, alrededor de uno cada medio kilómetro.
En la Nueva Área Binhai, en el distrito de Tianjin, los Centros se dedican a organizar conferencias, foros de discusión teórica sobre “La historia del materialismo y la historiografía del marxismo”. En el distrito Haidian de Beijing, los jóvenes miembros y voluntarios del Partido ofrecen “Micro Clases de Partido” de forma online y a través de tecnología de realidad virtual.
Sin embargo, estos Centros ayudan a que el PCCh realice un estricto control social. Es el caso de Guangzhou, donde sus Centros organizan protocolos de vigilancia, llamado gestión en red.
La policía entonces tiene acceso a información directa sobre los residentes. Pero también obtiene datos de los usuarios de internet y hasta de sus celulares que ejecutan escaneos faciales para una identificación segura de los vecinos, informó Freedom House.org.
De esta manera, la vigilancia electrónica se complementa con el monitoreo de los voluntarios de centros como en Xinjiang. Los uigures y otros grupos minoritarios musulmanes son vigilados y llevados a campos de labores o de reeducación.
Por otro lado, los mencionados Centros son un modo de control que se entromete directamente en las funciones internas de las organizaciones civiles y religiosas. Además, tienen la misión de investigar y vigilar, por ejemplo, a líderes religiosos y a practicantes de Falun Gong.
Los Centros de Práctica para la Civilización de la Nueva Era de la Ciudad de Yinliu, en Tianjin utiliza “Códigos de Conducta”, es decir, el controvertido Sistema de Crédito Social, un sistema de puntos, donde las personas reciben o pierden puntos de acuerdo a su “amor por el Partido y al país, respeto por sus mayores y su familia, trabajo duro y economía”. Luego pueden gastar sus puntos en el “Supermercado de puntos” comprando con descuentos en detergente para la ropa, entre otros productos y servicios, de acuerdo a China File.
Las autoridades de más de 300 localidades e instituciones únicas en todo el país gastaron más de 110 millones de dólares en proyectos relacionados con la construcción, el aprovisionamiento o el funcionamiento de los Centros de Práctica para la Civilización de la Nueva Era, entre agosto de 2018 y septiembre de 2021.
En 2019, el PCCh instó a reclutar al 13 % de los residentes de cada provincia para que participen como voluntarios, estos ciudadanos se encuentran bajo la vigilancia de los cuadros locales del Partido para que cumplan con sus labores.
El PCCh considera importante impartir “civilización” (wenming, 文明) para “la estabilidad del régimen a largo plazo, y para el autocontrol y control del estado”, dice Carolyn Cartier, profesora de Estudios Internacionales y Sociedades Globales en la Universidad Tecnológica de Sídney. .
Pero, aparentemente, los Centros para la Civilización dan especialmente vida al controvertido sistema de Crédito Social del país, que combina la vigilancia y el “comportamiento más civilizado” del individuo, sin recurrir a la represión para “mantener la estabilidad” social.
El sistema de Crédito Social fue creado, supuestamente, para tener una “Sociedad Socialista Armoniosa”. Los sistemas de puntuación, supuestamente, aumentan la confianza de los ciudadanos, comunicó Eurozine.
Pero todas estas pequeñas unidades partidarias que intentan incrementar el entusiasmo y la confianza de la sociedad china al gobierno, no son más que un disfraz para persuadir a los ciudadanos, porque el PCCh los necesita para su supervivencia y parece que esta estrategia es la última jugada para que el régimen ateísta sobreviva y se mantenga en el poder.
Por Romina García – BLes.com