Redacción BLes – Desde que el Partido Comunista Chino tomó el poder por la fuerza en 1949, todas las religiones y creencias espirituales fueron uno de sus principales blancos de represión.
En su obsesión por romper con la tradición del pueblo chino basada en la fe e imponer el ateísmo, el PCCh no titubeó en acudir a la violencia, el terror y el asesinato.
El catolicismo no fue la excepción.
En 1952, el régimen comunista de Mao Zedong expulsó a los misioneros cristianos y restringió la propagación del cristianismo por todo el territorio nacional.
Bajo el argumento de que “la religión es el opio de los pueblos”, Mao mandó a destruir templos e iglesias, asesinó a sus dirigentes y quemó las escrituras sagradas.
Posteriormente, el PCCh intervino la iglesia católica dando origen a lo que denominó como Asociación Patriótica Católica China.
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