La revista estadounidense The American Spectator afirma que los grandes medios de comunicación no son independientes, apoyándose en que el 90 por ciento de los medios de los Estados Unidos son controlados por seis corporaciones y en que 15 multimillonarios son dueños de las compañías de noticias de ese país, según informe del 18 de noviembre.
Asimismo, el medio conservador complementa los datos describiendo la lealtad política de los grandes medios abrumadoramente volcada hacia el partido demócrata, y a la mayoría de los estudiantes de la Escuela de Periodismo como liberales, y a las escuelas funcionando como engranajes del izquierdismo.
La organización usó como referencia el caso de Jim Acosta y la pretendida “independencia” que alegó CNN para demandar la devolución de la credencial, retenida por la Casa Blanca por la rudeza y postura desafiante del periodista ante el presidente del país.
La consecuencia resultante de este panorama es el sesgo editorial, protector de los intereses de muchas de las empresas propietarias.
Por lo que plantea esta publicación:“Si no hubiera nada que ganar al poseer estas organizaciones de noticias, la mayoría de los multimillonarios y sus conglomerados internacionales no las comprarían”.
The American Spectator es una fundación, creada en 1924, que “educa al público sobre nuevas ideas, conceptos y políticas que favorecen los valores tradicionales estadounidenses, como la libertad económica, la libertad individual, la autosuficiencia y el gobierno limitado”, según su página web.
Tiene una revista mensual que cubre noticias y política, editada por Emmett Tyrrell y publicada por la American Spectator Foundation, una organización sin fines de lucro.
El objetivo de poseer los grandes medios
Los grandes medios noticiosos son, con mucho, los instrumentos óptimos para propagar la “cosmovisión globalista” que facilitaría la aceptación de las agendas de las grandes corporaciones propietarias, y evitaría las resistencia a las mismas, por parte de los consumidores y los ciudadanos.
Además de estabilizar su ideología política los propietarios irían tras el objetivo elemental que señale su avaricia, de acuerdo con la entidad.
Por otro lado, casi todas las compañías dedicadas a la difusión noticiosa se oponen a la presidencia de Donald Trump, evidenciando el desprecio de los multimillonarios por el mandatario y por sus seguidores.
De acuerdo con los analistas políticos, el sesgo en la información publicada en los principales medios de comunicación se puede ver desde los titulares, hasta en el cuerpo del artículo, algo que no puede pasar inadvertido por el lector corriente.
Pistas sobre la dependencia
La falta de neutralidad se evidenciaría al observar a quienes no están cuestionando los medios masivos de comunicación, plantea The American Spectator.
Por ejemplo, omiten “las graves violaciones cometidas por los opositores demócratas de Trump”; tampoco cubren el escándalo de los abusos sexuales de la Iglesia Católica, dado que su máximo dirigente, el Papa, es un izquierdista.
Finalmente, el informe afirma que el presidente Donald Trump y sus votantes amenazan los intereses financieros globales, y que podrían arruinar su sistema, con el que las élites procuran seguir enriqueciéndose y convertir a todos los demás en esclavos asalariados.
La entidad sin ánimo de lucro concluye haciendo un recordatorio a sus lectores.
“La próxima vez que oiga a CNN hablar de la pérdida de su “independencia”, recuerde que fue comprada hace mucho tiempo – por intereses que no rinden cuentas al pueblo”.
La opinión en Reino Unido
Por otro lado, encuestas practicadas en el Reino Unido muestran que -en el 2015- el 36 por ciento de los encuestados confiaban en los medios de comunicación, y en el 2017 solo el 24 por ciento lo hacía.
“La legitimidad política de instituciones como la BBC y también los modelos de negocio de los periódicos dependen de la idea de que ofrezcan algo digno de confianza. La desconfianza sana puede ser buena, pero el cinismo endurecido es paralizante”, dijo el Dr. Rasmus Kleis Nielsen, del Instituto Reuters, de acuerdo con The Guardian.
José Ignacio Hermosa – BLes