Redacción BLes – Ciento de habitantes de Tijuana, ciudad que comparte 20 kilómetros de frontera con Estados Unidos, tomaron la calle el domingo para denunciar lo que consideran una “invasión” de más de 3.000 inmigrantes hondureños que han colapsado la población en su intento por llegar a territorio norteamericano.
La caravana de inmigrantes ilegales, que concentra otro contingente de más de 3.000 personas en la ciudad de Mexicalia, partió de Centroamérica el pasado 13 de octubre y ha ido sembrando rechazo a su paso con comportamientos que, tanto las autoridades como los ciudadanos del país azteca, consideran inaceptables.
Además, los ciudadanos de Tijuana temen que esta situación provoque retrasos o bloqueos en la frontera, la más transitada del mundo con 50 millones de desplazamientos anuales y vital para la economía de la región, según explica en un reportaje de vídeo el medio T13.
Centenares de vídeos han puesto de manifiesto lo que los ciudadanos mexicanos consideran como un pésimo comportamiento de los inmigrantes de la caravana a los que califican de desperdiciadores, sucios y malagradecidos.
Dejan tiradas las cosas que les donan
Los lugares en los que se les ha brindado asilo se han convertido en verdaderos basureros debido a que los inmigrantes han dejado tirados comida, ropa y productos de aseo que se les ha entregado para ayudarles.
Este comportamiento hace preguntarse a muchos si realmente tienen la necesidad que dicen y si además están agradeciendo lo que se está haciendo por ellos.

“Yo creo que no tienen necesidad” comenta una señora que ha estado recogiendo comida y ropa de lo que los inmigrantes han dejado tirado en mitad de la calle en Querétaro.
“Dejaron todo tirado, cosas recién abiertas de comer tiradas enteras”, se quejaba la señora, asegurando que ella misma se he llevado una gran cantidad de esa comida a su casa.
Los trabajadores del servicio de limpieza municipal aseguran que han encontrado muchas cosas nuevas y sin utilizar tiradas por la zona, “es lamentable que pasen cosas así”, asegura un empleado municipal.
“No hay que confundir la cochinería con la pobreza”, afirma otro trabajador que no oculta su enfado ante la actitud de los inmigrantes.
Exigen alojamiento, transporte y alimentación
A diferencia de los casi 3.000 inmigrantes haitianos que en 2017 fueron acogidos en Tijuana al no poder entrar en Estados Unidos, los inmigrantes de Centroamérica llegan “de alguna manera altaneros y agresivos”, lo cual ha creado “un encono muy fuerte” entre la población, dijo el alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum en una entrevista.
“Es diferente esa migración masiva de haitianos con esta de hondureños”, explicó el edil. “venían con su visión clara”, señaló en una entrevista con Josuin Palafox, “empezaron a rentar habitaciones, hoteles, a consumir sus propios alimentos”.
“Nunca solicitaron de nosotros como ayuntamiento: Comida, hospedaje o tratos especiales”, continuó diciendo, “lo principal es que llegaron ordenados, llegaron respetando”, añadió indicando que en torno a 3.000 haitianos han acabado “integrándose en la red económica de la ciudad”.
Por el contrario, los centroamericanos han protagonizado disturbios en algunos albergues e incluso han exigido un menú diferente al que se les estaba sirviendo de forma totalmente altruista.
Una reportera de un medio local informó de disturbios y peleas entre los miembros de la caravana en Jalisco por no estar de acuerdo con el menú que se les estaba sirviendo en el pabellón donde habían sido acogidos para descansar hace dos noches en Jalisco.
“Algunos no estaban contentos con lo que se les sirvió”, afirma la reportera, “querían tacos al vapor”.
Hay criminales entre los inmigrantes
La policía municipal de Tijuana anunció el lunes que han apartado a varias decenas de integrantes de la caravana de migrantes ilegales acusados de cometer delitos menores.
“Se pone a disposición del Instituto Nacional de Migración [INAMI] a 34 miembros de la caravana migrante por posesión de droga, estado de ebriedad, disturbios al orden social y ultrajes a la autoridad, fueron presentados ante el juez Municipal, posteriormente serán deportados a su país de origen”, tuitearon las fuerzas del orden público de al ciudad fronteriza.
En este sentido, funcionarios de la administración Trump, que consideran a las caravanas de inmigrantes ilegales como una amenaza para Estados Unidos, han declarado que había más de 500 criminales infiltrados en los grupos que se dirigían hacia el norte.

Los mexicanos se sienten inseguros y desprotegidos
Los manifestantes expresaron el domingo su preocupación ante la situación de inseguridad que se vive en las calles de Tijuana por la llegada de quien consideran “invasores” que además en muchos casos están armados.
“¿Cuántos más van a venir?”, “¡Qué vayan a exigir a su país!” son algunas consignas que coreaban los manifestantes a la vez que mostraban pancartas que decían: “inmigrantes sí, ilegales no” en referencia a la manera violenta en que accedieron al territorio mexicano, derribando vallas y violando las fronteras por la fuerza.
La mayoría son hombres
Alfonso Navarrete, ministro del Interior de México declaró en rueda de prensa que grupos específicos de personas organizaron que mujeres, muchas de ellas embarazadas y niños fueran delante del contingente que marchaba por el puente fronterizo con el enorme riesgo de que si no se lograba abrir la frontera de México pudieran morir aplastados por la presión que ejercían el resto de los inmigrantes, mayoritariamente hombres, que empujaban para seguir avanzando.
“Eso es extraordinariamente perverso“, afirmó el ministro.
Se estima que en torno a 3.000 migrantes de la caravana se encuentran en Tijuana, mientras que otros 9.000 divididos en distintos grupos viajan por México, y posiblemente acaben decidiendo dirigirse a la ciudad fronteriza, a pesar de que las autoridades anuncian que los tiempos de espera para solicitar el asilo ya superan los seis meses.