Redacción BLes– Mihrigul Tursun, es una mujer musulmana de la minoría uigur. Actualmente reside en Estados Unidos, luego de escapar del régimen chino en 2018 donde estuvo presa en reiteradas ocasiones simplemente por practicar su religión. Durante una entrevista relató con detalles su terrible experiencia en campos de concentración donde fue torturada repetidamente y asesinaron a uno de sus tres hijos.
Tursun habló con Breitbart News el viernes 12 de noviembre durante un evento frente a la Casa Blanca, en el que se buscaba presionar al presidente Joe Biden a actuar contra el genocidio del pueblo uigur en su nativa Turkestán Oriental, por parte del régimen comunista chino.
Tursun llegó a los Estados Unidos en septiembre de 2018, donde se convirtió en una activista por los derechos humanos. En diversos eventos a lo largo del país Tursun cuenta su conmovedora historia buscando concientizar y lograr sumar apoyo para enfrentar la terrible persecución que sufre su pueblo en China.
Según su relato, luego de realizar sus estudios en Egipto, en 2015 decidió regresar con su familia a Turkestán Oriental (Xinjiang), dado que ya tenía 3 hijos y necesitaba ayuda de sus padres para continuar su carrera profesional.
Pero allí comenzó una verdadera pesadilla cuando las autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh), la encerró en un campo de trabajo forzado junto al más chico de sus hijos y a decenas de miles de uigures más que padecieron la misma suerte.
“En 2015, después de estar en prisión tres meses, uno de mis hijos falleció porque el gobierno chino quería operarlo. No sé qué cirugía”, recordó Tursun. “No sé qué le hicieron a mi hijo. Él falleció. Debido a que mi único hijo falleció, me dejaron quedarme libremente en la casa de mis padres para cuidar a los otros dos niños”.
Nunca pudo saber con certeza cómo falleció su pequeño hijo.
Pero en su casa la pesadilla no terminó. Según Tursun, miembros del PCCh la espiaban durante las 24 horas, no podía usar internet ni usar su teléfono celular, no podía salir de su casa y, por supuesto, no tenía permitido practicar su religión.
Como si todo esto hubiese sido poco, en 2017 nuevamente la encarcelaron en un campo de concentración.
“En ese momento me llevaron a la cárcel y querían hacerme muchas preguntas. Estuvieron tres días y tres noches, respondiendo preguntas sin parar. No pude dormir, me torturaron con electricidad en mi cabeza”, narró. “Me cortaron el pelo, me torturaron eléctricamente y me dieron a tomar alguna medicina que me llevó a responder. No sé qué medicina es esta”.
Fueron de tal magnitud las palizas recibidas que Tursun perdió completamente la audición de su oído derecho.
Finalmente, ese mismo año logró escapar del infierno hacia Egipto, desde donde gestionó el exilio a Estados Unidos donde vive hasta el momento.
El asesinato de bebés por parte del régimen chino como el que sufrió Tursun, son moneda corriente en la zona de Xinjiang debido a la fuerte política de planificación familiar forzada desde el gobierno.
Si bien el caso de Tursun es más llamativo porque se trata de un niño ya crecido, las denuncias indican que los abortos forzados y el asesinato de bebés recién nacidos abundan en la región.
Una exenfermera que huyó del régimen comunista chino, confesó en junio de este año que los bebés recién nacidos son asesinados a través de una inyección letal para hacer cumplir la planificación familiar del PCCh contra los uigures, y otros horrores más de los que fue testigo.
Shemsinur Abdighafur es médica en medicina tradicional uigur y trabajó como enfermera de quirófano en varios hospitales de la zona de Xinjiang. Este año testificó en el Tribunal Uigur de Londres, donde afirmó haber sido testigo, en numerosas oportunidades, de abortos forzados, esterilizaciones y del asesinato de bebés recién nacidos a través de una inyección letal, de acuerdo al portal Bitter Winter.
“En mi tiempo de trabajo en los hospitales, a veces podíamos escuchar que algunos bebés nacían y comenzaban a llorar y por eso sabíamos que estaban vivos. Pero sabíamos que todos los bebés recibirían la inyección, así que sabíamos que morirían antes de llegar a casa”, declaró la enfermera, quien decidió hablar a pesar de las amenazas recibidas por el PCCh.
Andrés Vacca – BLes.com