Redacción BLes – El destacado autor Gordon Chang destacó las recientes sanciones de la Casa Blanca a una poderosa organización cuasimilitar china por estar involucrada en la explotación de campos de trabajo forzados. En ese sentido, afirmó que Estados Unidos y el mundo deben profundizar sus acciones para acabar con las “políticas genocidas” del Partido Comunista chino (PCCh). 

El 2 de diciembre, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza anunció que su “Orden de retención de liberación” prohibiría la importación de algodón y los productos de algodón del Cuerpo de Producción y Construcción de Xinjiang, uno de los mayores productores de China.

El gobierno estadounidense expuso que la medida surge luego de que se comprobara que miembros de la minoría musulmana uigur están recluidos en campos de trabajo forzado.

En diálogo con el programa “Morning with Maria” de Fox News, Chang calificó la acción de la Casa Blanca como “algo muy bueno”.

El autor de “El colapso venidero de China” fue un paso más allá indicando que Washington necesita “tener un reexamen de todo el comercio con China” porque al mantener acuerdos de comercio, inversión y tecnología con Beijing, se permite que el régimen comunista cometa crímenes.

“Claramente tenemos que hacer más, pero no obstante, este es un comienzo importante para detener esto porque no se trata solo de detener a personas en campos de concentración, son políticas genocidas, es la institucionalización de la esclavitud, [la] institucionalización de la violación”, enfatizó el investigador principal del Instituto Gatestone.

Chang reconoció que la ropa estadounidense se verá afectada por la medida, porque -según expuso- el 80% o 90% del algodón cultivado en China pertenece a la región de Xinjiang. No obstante, resaltó la importancia de las sanciones, ya que “estas son atrocidades que son crímenes contra la humanidad”.

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“Estados Unidos debe hacer más porque todos los demás en el mundo deben hacer más y lo harán solo si siguen nuestro ejemplo”, agregó.

De acuerdo a diversos informes, la etnia uigur es intensamente perseguida por su fe en el marco de las campañas contra las creencias religiosas que lleva a cabo el PCCh. Se ha documentado que sus miembros son sometidos a centros de trabajo forzado y, en el caso de las mujeres, se las obliga a abortar y a ser esterilizadas.

El destacado abogado británico de derechos humanos, Sir Geoffrey Nice QC, convocó en septiembre de este año a formar una corte independiente en Londres que investigue si los abusos del régimen chino contra los uigures constituyen un genocidio o crímenes de lesa humanidad.

Nice, quien anteriormente dirigió el enjuiciamiento del expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic en la Corte Penal Internacional, presidió la Corte Independiente sobre la Sustracción Forzada de Órganos de Presos de Conciencia en China, conocida como la Corte de China. Este tribunal determinó que estaba “fuera de duda” que la sustracción forzada de órganos con fines de lucro, autorizada por el Estado, tiene lugar en China hace años y “a una escala significativa”. 

La Corte de China argumentó que esos órganos proceden principalmente de creyentes encarcelados, la mayoría de los cuales son practicantes de la disciplina de la Escuela Buda llamada Falun Dafa.

Marcando un contraste con las administraciones anteriores de la Casa Blanca, la presidencia de  Trump ha sido una voz sumamente crítica hacia estas persecuciones religiosas en China sosteniendo que Beijing “ha buscado erradicar todas las formas de fe y creencias que no se alinean con la doctrina del Partido Comunista Chino”.

En este marco, el secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció a fines de septiembre la creación de una coalición global contra el régimen comunista chino.

“El mundo libre debe triunfar sobre esta nueva tiranía”, declaró Pompeo en referencia al PCCh sosteniendo que “si el mundo libre no cambia a la China comunista, la China comunista de seguro nos cambiará a nosotros”.

Miguel Díaz – BLes

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