Redacción BLes – El jueves pasado, el Fiscal General del Estado, Jeff Sessions anunció la puesta en marcha de la Operación SOS (Venta de Opioides Sintéticos por su acrónimo en inglés) para combatir lo que Trump ha categorizado como una “emergencia sanitaria nacional”: la epidemia de muertes por sobredosis de drogas de origen opiáceo.
La operación se pone en marcha tras el éxito obtenido por los fiscales federales en perseguir las ventas de opioides sintéticos en el condado de Manatee, que había experimentado un enorme incremento en las muertes por sobredosis en 2015 y 2016.
“Desde los últimos seis meses de 2016 hasta los últimos seis meses de 2017, las muertes por sobredosis disminuyeron en un 70 por ciento en el condado de Manatee. La Oficina del Sheriff del Condado de Manatee pasó de responder a 11 sobredosis por día a un promedio de una por día”, reveló Sessions.

La iniciativa se enmarca dentro de una estrategia nacional que el presidente Donald Trump emprendió pocos meses después de tomar posesión del cargo y que considera un eje central de su administración.
“Esta epidemia es una emergencia de salud nacional nunca observada, como nadie ha presenciado en su vida. Nadie ha visto algo como lo que está sucediendo ahora”, aseguró el presidente Trump en octubre de 2017.
“Es por eso que, a partir de hoy, mi administración declara oficialmente que la crisis de opiáceos es una emergencia nacional de salud pública conforme a la ley federal y por qué estoy ordenando a todas las agencias ejecutivas que utilicen todas las autoridades de emergencia apropiadas para luchar contra la crisis de opiáceos”, sentenció Trump.
La crisis de los opioides
Solo meses después de tomar posesión del cargo, el presidente Trump ordenó elaborar un informe sobre los opiáceos en Estados Unidos para, sobre esa base, elaborar las medidas necesarias para vencer esta crisis. Este informe analizó el origen de la crisis de opiaceos actual, los canales de distribución de esta droga, ambos legales e ilegales y las acciones necesarias para superar el problema.
Este informe alerta de que actualmente se está desarrollando la epidemia de drogas más devastadora en la historia de Estados Unidos.
En 2016, 64.000 estadounidenses perdieron la vida por sobredosis, 175 personas por día, siete vidas por hora. En ese mismo año dos millones de estadounidenses eran adictos a los opioides.
Hoy en día, el número de personas muertas por sobredosis de drogas es mayor que por homicidios con armas de fuego y accidentes de coche juntos.
En el estado de Virginia, uno de cada cinco bebés nace con adicción a los opiáceos y pasará sus primeras horas de vida en síndrome de abstinencia.
Orígenes de la crisis actual
El informe relata que una carta (1) de cinco frases en una revista biomédica en 1980, seguida de otros artículos, de baja calidad, afirmando que los narcóticos opiáceos son seguros de usar universalmente para el dolor crónico, reforzó la idea de la lucha contra el dolor y las acciones de las sociedades profesionales para tratar el dolor con opioides.
Esto instigó que la industria farmacéutica abrazara los opioides y explotara estas falsas afirmaciones con marketing agresivo y “educación extensiva”. Luego se designaron agencias gubernamentales y organizaciones de acreditación del dolor como un quinto signo vital asegura el mismo informe elaborado por la Comisión de Lucha contra la adicción a las drogas y la crisis de los opioides.

Sin una fuerza de contrapeso que apareciera en la comunidad médica para cuestionar la evidencia o conclusiones, la evaluación del dolor se convirtió en una preocupación de la asistencia sanitaria y la práctica de la prescripción de opioides se convirtió en una solución aceptada.
Canales de distribución
¿Quién ha contribuido a la crisis actual? El informe afirma que hay una opinión ampliamente sostenida y sustentable es que la crisis se originó dentro del sistema de salud y ha sido influenciada por varios factores.
Afirmaciones sin fundamento
La carta del editor del New England Journal of Medicine, publicado en 1980, con el titular “Adicción poco frecuente en pacientes tratados con narcóticos” fue citada por más de 600 artículos posteriores.
Este texto no ofreció información sobre la dosis de opioide, número de dosis, la duración del tratamiento, si estos se consumieron después del alta hospitaria o si hubo seguimiento a largo plazo, ni una descripción de los criterios utilizados para designar qué se considera como adicción a los opioides.
Seis años después, otro estudio concluyó que “el mantenimiento de los opioides como terapia puede ser una alternativa segura, saludable y más humana a las opciones de cirugía o no tratamiento en aquellos pacientes con dolor intratable no maligno y sin historial de abuso de drogas “.

Estos estudios ignoraron los muchos otros que desde mediados del siglo XIX señalaban el riesgo que suponen los opiáceos tanto en términos de efectos adversos, como de la adicción que conlleva su uso y/o abuso.
- Énfasis en alivio del dolor La búsqueda del alivio del dolor se convirtió en un tema central promovido por pacientes y también por profesionales de la medicina.
- La industria de fabricación de productos farmacéuticos opiáceos y cadena de suministro han estado financiando decenas de miles de eventos por todo el país promoviendo el uso de estas drogas y “educando” a los profesionales de la medicina asegurando que el potencial adictivo de estas drogas es mínimo. Una agresiva campaña de promoción del Oxicodone entre 1997 y 2002 multiplicó por 10 las prescripciones de esta y otras droga opiáceas.
- Farmacias y médicos deshonestos. El informe asegura que el tráfico de opiáceos prescritos ha contribuido enormemente a esta crisis y en el que han estado involucrados farmacias, médicos y los propios pacientes.
- Inadecuada vigilancia por parte de la Administracion de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés). “Incluso cuando las muertes por sobredosis aumentaron, antes de 2001 y cuando la faltaba evidencia de uso seguro en la atención crónica, la FDA aceptó las afirmaciones de que los nuevos opiáceos no eran adictivos. Tampoco exigió ensayos clínicos de duración suficiente para detectar la adicción, ni una rigurosa vigilancia de eventos adversos posterior a la aprobación, como la adicción.
La FDA tampoco evaluó los riesgos asociados con la desviación deliberada y el uso indebido de opiáceos, riesgos que posiblemente excedan los beneficios previstos para los pacientes, incluso si se usan según las indicaciones. - Educación médica deficiente.
- Falta de educación de los pacientes sobre los riesgos.
- Falta de previsión de las posibles consecuencias y riesgos.

Acciones necesarias
El informe anuncia una serie de acciones que se pueden emprender para resolver la grave crisis de adicción a los opiáceos que experimenta EE. UU. y que se basarían en una serie de pilares fundamentales.
- Creación de programas y fondos federales.
- Campañas de prevención de la adicción a los opiáceos: escuelas, campañas en medios entre otras.
- Promover buenas prácticas en la prescripción de los opioides y educación de los proveedores y médicos.
- Crear programas de vigilancia de las prescripciones.
- Fomentar programas de recogida de medicamentos que ya no sean necesarios.
- Premiar económicamente las prescripciones de calmantes no opiáceos.
- Promover la investigación de nuevos calmantes no opiáceos.
- Reducir y vigilar la disponibilidad de opiáceos ilícitos.
- Mejora de la recogida de datos sobre prescripción, uso y efectos de los opiáceos.
- Tratamiento de la adicción para revertirla y recuperar al paciente.
¿Qué son los opiaceos?
La adormidera es una planta medicinal utilizada por las civilizaciones antiguas. Mitigaba el dolor, elevaba el estado anímico, relajaba, atenuaba el estrés, la melancolía y la ansiedad. Con el amanecer de la química moderna a principios de 1800, la morfina, la codeína y la tebaína se purificaron a partir de la adormidera, Papaver somniferum, y sus estructuras químicas identificadas.
Curiosidad científica o la optimización de las propiedades medicinales llevó a los químicos a sintetizar variaciones de estos opiáceos naturales. Los productos finales incluían heroína, oxicodona, oximorfona, hidrocodona, hidromorfona y otros.
Para evitar la dependencia de la planta de adormidera para los opiáceos, nuevos compuestos como la metadona, meperidina, fentanilo, tramadol, U47700, se crearon posteriormente. Estas drogas eran estructuralmente distintas de la morfina, pero dirigidas a los mismos receptores y circuitos de reducción del dolor / inducción del placer como los análogos derivados naturalmente de las plantas, como la morfina.

Individuos susceptibles, tanto usuarios médicos como no médicos, descubrieron las propiedades euforizantes de los potentes opiáceos cuando estos se administraban rápidamente en el cerebro, especialmente fumados o inyectados.
Nombres de algunos de los opioides más recetados
Los opioides son una clase de medicamentos que incluye todo, desde heroína hasta analgésicos recetados legales, como oxicodona, hidrocodona, codeína y morfina.
- Fentanilo – Es 50 veces más potente que la heroína.
- Hydrocodone.
- Oxycodone.
- Hydromorphone.
- Oxymorphone.
- Buprenorphine.
- Tramadol.
- Methadone.
Notas:
- Porter J, Jick H. 1980, Jan 10. Addiction rare in patients treated with narcotics. N Engl J Med. 302(2):123