Redacción BLes- La iniciativa “Promesa Pro-Verdad”, que se propone compartir, honrar y alentar la verdad busca detener la desinformación. Más de 11.000 personas de varios países ya la firmaron y entre ellas más de 1.000 políticos.
Asimismo, plantea acciones para recuperar el civismo en la política, explica el Dr. Gleb Tsipursky, un experto en ciencias del comportamiento y cofundador de la iniciativa, según Daily Caller del 6 de octubre.
“Podemos usar la ciencia del comportamiento, la neurociencia cognitiva, y la economía del comportamiento para tomar medidas específicas para abordar estos problemas”, dijo Tsipursky al Daily Caller. “Y de eso se trata el movimiento pro-verdad”, agregó.
Entre las acciones que se comprometen a seguir las personas que se adhieren a la iniciativa está la verificación de la información antes de compartirla, tratando de detener la desinformación.
También el reconocer cuando otras personas comparten hechos aunque estos no coincidan con sus opiniones, o identifican cuando han compartido información falsa y se retractan de haberlo hecho.
En Estados Unidos se han unido a la “Promesa Pro-Verdad” varios representantes, políticos, y miembros del Congreso, reseña Daily Caller.
En el sitio web de la iniciativa aparece la lista de quienes la han aceptado, y su ubicación. También ofrece opciones para compartirla a través de los sitios sociales.
Dentro de las acciones que permite la organización se encuentra la de hacerle seguimiento a la información compartida por los políticos vinculados a la iniciativa. En caso de que se sospeche que es falsa se investiga y se enfrenta al que la difundió para aclarar la situación.
El impacto de “Promesa Pro-verdad” sería definitivo cuando dos políticos se enfrentan en una votación muy reñida, con muy pocos electores de diferencia, haciendo que el respaldo de los candidatos a la información verídica tenga un peso significativo en los resultados.
“Y por eso necesitamos políticos que estén más orientados hacia la verdad ganando esas elecciones que son importantes. Y eso será realmente importante porque se les pedirá cuentas”, comentó Tsipursky .
La tendencia a la manipulación de la información aumentó últimamente, no solo entre los políticos, sino también en los medios y en las plataformas de las redes sociales, en donde la censura queda al arbitrio de los administradores quienes determinan qué se puede o no publicar.
Su poder aparentemente se ha extralimitado, al grado de que el presidente estadounidense, Donald Trump, optó por solicitar la derogación de la Sección 230 lo que sería un indicio de que las plataformas de medios sociales como Facebook y Twitter han tomado el rol de editores.
La Sección 230 actualmente otorga a las compañías de medios sociales una exención de las leyes relativas a la calumnia y la difamación en EE. UU., por su función de anfitriones de la información enviada por otras personas, pero su forma de censurar hace necesario que den cuenta de sus manipulaciones, señala The Postmillennials.
José Hermosa-BLes.com