Redacción BLes– Como consecuencia del impacto de la pandemia del virus PCCh (Partido Comunista chino), conocido también como COVID-19, que provocó un alza en el desempleo y un colapso en las pequeñas empresas, miles de hogares estadounidenses se están viendo presionados ante una eventual escasez alimentaria.
Como ha informado el Washington Post, decenas de millones de estadounidenses han acudido a los bancos de alimentos locales en busca de ayuda ante la actual inseguridad alimentaria que ha dejado la pandemia.
De acuerdo con la Encuesta de Pulso en los Hogares de la Oficina del Censo de los EE. UU., desde finales de agosto, cerca del 10% de los adultos, unos 22,3 millones, aseguraron que no tenían suficiente para comer o que no tenían acceso a la comida.
Por su parte Feeding America, una red integrada por más de 200 bancos de alimentos y que atiende a más de 46 millones de personas, asegura un déficit alimentario en las próximas semanas o meses, y para el próximo año establece una demanda total de alimentos de caridad de 17 millones de libras (21.960 millones de dólares).
Según Bloomberg News, el eventual panorama de escasez alimentaria afectaría a 54 millones de personas frente a las 37 millones que enfrentaban la misma problemática antes de la pandemia.
Por su parte, Michael Ledger, director ejecutivo de Feeding the Gulf Coast, un programa de alivio del hambre que opera a lo largo de la Costa Central del Golfo, asegura que se ha dado un aumento de más del 50% en la necesidad de alimentos.
“Con COVID, pone a las personas en una posición muy vulnerable. Uno de cada seis individuos y uno de cada cuatro niños luchaban contra el hambre. Y hemos visto que ese número ahora aumenta a uno de cada cinco adultos y uno de cada tres niños”, indicó Ledger, según la red de televisión pública, Public Broadcasting Service (PBS).
Entre los esfuerzos de la administración Trump por implementar medidas para contrarrestar los estragos económicos de la pandemia, se destaca el envío de cheques de alivio destinados a pequeñas y medianas empresas, así como a industrias cruciales como el transporte aéreo y la hostelería.
En septiembre el presidente Trump anunció la anexión de 1.37 millones de empleos para el mes de agosto, llevando a que la tasa de desempleo cayera en un 8.4%. “Rompió el nivel del 10% más rápido y a mayor profundidad de lo que se creía posible”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, alrededor de casi cuatro millones de empleos han desaparecido para siempre y el aumento del desempleo de larga duración y la pérdida de puestos de trabajo, aún representan un reto para la actual administración y para los hogares estadounidenses.
Recientemente, el Ejército de Salvación anunció el lanzamiento de su campaña anual de recaudación para las fiestas de fin de año con el fin de apoyar a los hogares arruinados financieramente por la recesión económica.
Desde el mes de marzo, el Congreso de los Estados Unidos ha organizado varias sesiones buscando implementar un proyecto de ley para autorizar un paquete de estímulo, pero sin poder llegar hasta el momento a un acuerdo concreto por las objeciones presentadas por los líderes demócratas.
El presidente Trump dijo tras el fallo en las negociaciones que estaba preparando cuatro acciones concretas sin el Congreso: diferir el impuesto sobre la nómina hasta fin de año; mejorar las prestaciones por desempleo hasta fin de año; aplazar los pagos de préstamos estudiantiles y condonar intereses indefinidamente; y restablecer una moratoria federal sobre los desalojos.
César Munera – BLes.com