El ministro de Economía de Brasil reiteró el rumbo por la disciplina fiscal y buscará eliminar completamente el déficit primario del Gobierno federal. Guedes afirma que el crecimiento para el próximo año será superior al de las expectativas.
El Gobierno de Brasil continúa profundizando el ajuste fiscal para estabilizar las cuentas del sector público. El ministro de Economía Paulo Guedes volvió a reiterar que no existe ningún cambio de rumbo de la política económica, y que el Gobierno sigue apostando a la disciplina fiscal tras el descalabro del 2020.
Las declaraciones constituyen una respuesta a las críticas sobre la modificación del techo del gasto público, que permite una mayor maniobrabilidad fiscal para 2022. Esta modificación fue impulsada desde el Congreso y no desde el Ministerio de Economía, y Guedes confirmó que no usarán ese nuevo techo.
En una conferencia en el Foro del Banco Bradesco (BBD), Guedes explicó que para 2022 el déficit primario va a estabilizar entre el 0% y el 0,4% del PBI, reduciendo todo el déficit federal al pago de intereses de deuda pública.
El déficit fiscal primario había explotado al 10% del PBI en diciembre del año 2020, pero Guedes logró reducirlo hasta llegar al 1,4% en octubre de este año, el último dato oficial que se tiene. Las metas para 2022 parecen factibles considerando la apertura de la economía después de la pandemia.
Por su parte, el rojo financiero total del Gobierno federal (considerando intereses) cayó del 13,8% del PBI al término de 2020 al 5,8% en octubre de 2021. En el mismo período, los gastos primarios bajaron más de 6 puntos porcentuales.
“Estamos comprometidos con la responsabilidad fiscal. Luchamos hasta el final por preservar el techo”, aseguró Paulo Guedes.
Entre otras medidas, Guedes destacó los esfuerzos de la administración Bolsonaro por contener el gasto público, incluyendo el congelamiento de salarios en la administración pública por un año y medio, y la racionalización del tamaño del personal.
Además, el ministro rechazó las proyecciones que apuntaban a un bajo crecimiento de Brasil para 2022. Entre otros organismos, el Fondo Monetario Internacional esperaba que Brasil creciera entre 1% y 1,5% en 2022, pero el Gobierno de Bolsonaro se mostró escéptico con las expectativas del Fondo, especialmente luego de que subestimaran el crecimiento del país tanto en 2020 como en 2021.
Bolsonaro echó al FMI del país luego de una reunión con Guedes en la que acordaron que las estimaciones del Fondo venían cargadas de un profundo carácter político. No se entiende por qué, pero la comunidad internacional prefiere una victoria de Lula el año que viene.
El ministro se refirió a las expectativas del Fondo y otras proyecciones, y afirmó que sus propias expectativas sobre una “recuperación en V” fueron también desestimadas en 2020, pero la realidad terminó dándole la razón a Guedes.
Guedes planteó que las nuevas privatizaciones generarán un efecto positivo en la inversión, no solamente por la cuantía de los sectores privatizados, sino también porque favorece a la confianza en el Gobierno, y lógicamente disminuye el riesgo de expropiación, atentados contra los derechos de propiedad en Brasil.
Fuente: Derechadiario.com.ar