Análisis páis por país de la corriente ideológica izquierda/derecha que impera en la región latinoamericana, después de una serie de importantes elecciones que han visto un gran avance de la izquierda en materia ejecutiva pero un retroceso a nivel legislativo.
Como todos los años, en La Derecha Diario hacemos un análisis electoral e ideológico de los países de América Latina, y cómo quedan parados a fin de año en la geopolítica del continente.
Luego de las elecciones en Perú, Honduras y en Chile, la extrema izquierda del Foro de Sao Paulo se anotó tres importantes victorias en América Latina.
Con los triunfos de Pedro Castillo, un líder sindical comunista que salió del seno de Sendero Luminoso, de Xiomara Castro, la mujer del ex presidente castrochavista Manuel Zelaya, y de Gabriel Boric, un líder estudiantil marxista, los gobiernos de Perú, Honduras y Chile cambiaron de color este año, respectivamente.
Perú
En el caso de Perú, el país atraviesa una importante crisis de representación, luego de que el Congreso vacara tanto al presidente Martín Vizcarra, que a pesar de gobernar por izquierda estaba alineado a Estados Unidos y fundó el Grupo de Lima, y a su sucesor por línea constitucional, el conservador Manuel Merino.
Luego de una peleadísima elección de segunda vuelta contra la centroderechista Keiko Fujimori, el comunista Pedro Castillo se impuso en el ballotago por menos del 0,3% de los votos, cambiando radicalmente la orientación política del Poder Ejecutivo peruano, del centro a la extrema izquierda.
En lo que va de su gobierno, Castillo no ha podido implementar su agenda, más que algunas estatizaciones del sistema de gas, ya que se la ha pasado lidiando con escándalos de corrupción, conflictos internos en su partido e intentos de juicio político en el Congreso.
Honduras
El pequeño país centroamericano estaba gobernado hace más de una década por el derechista Partido Nacional. Sin embargo, los acercamientos del presidente Juan Orlando Hernández al narcotráfico generaron un fuerte rechazo en la sociedad, y la polémica Xiomara Castro venció por amplio margen a Nasry Asfura, el candidato del Nacional.
Xiomara juntó en su partido Libre a todo el espectro político no alineado con el Partido Nacional, desde la extrema izquierda hasta la centroderecha. Así, a pesar de ser el delfín político de su marido Manuel Zelaya, fue acompañada a los comicios como primer candidato a vicepresidente por Salvador Nasralla, un liberal de centroderecha.
De todos modos, no hay dudas que el regreso del zelayismo al poder retomará la complicidad con Cuba y Venezuela que impulsó Manuel Zelaya en su presidencia, quien tuvo que ser depuesto cuando intentó hacer una reforma castrochavista de la Constitución hondureña para perpetuarse en el poder.
Chile
El caso más reciente de una victoria de la extrema izquierda, en lo que fue la última elección del año, vino de la mano de Gabriel Boric, un diputado de la Izquierda Autonomista, ex líder estudiantil que supo adueñarse del movimiento que generó el “estallido social” del 2019.
Boric, apoyado por el Partido Comunista de Chile, venció en ballotage al derechista José Antonio Kast, a pesar de haber perdido en la primera vuelta. En el tiempo entre la primera y segunda vuelta, Kast se acercó mucho al gobierno de Piñera, y el voto antisistema, mayoritario desde la insurgencia de hace dos años, terminó yendo por Boric.
El Congreso quedó inclinado para la derecha, con los diputados de Chile Vamos y del Partido Republicano teniendo la mayoría, por lo que restará ver cómo hará Boric para implementar su agenda, que quedará en manos del actual oficialismo decidir si serán oposición verdadera o cómplice.
Nicaragua
Por último, hubo elecciones en Nicaragua, donde no hubo un cambio de gobierno, si no que se profundizó el régimen sandinista encabezado por el dictador comunista Daniel Ortega, quien fue a las elecciones con toda la oposición apresada y triunfó con un amplio márgen.
Nicaragua ha descendido totalmente en la dictadura castrochavista, algo que hasta el momento no estaba confirmado ya que el régimen democrático no había sido violado y la posibilidad de que haya elecciones libres estaba sobre la mesa.
La derecha en general, en todas su corrientes, que no están alineadas en el continente más que por su rechazo al Foro de Sao Paulo, también obtuvo importantes triunfos este año, pero más que nada en el plano legislativo, como ocurrió en El Salvador, en Bolivia, en México, en Paraguay y en Argentina.
La única victoria en la que hubo un cambio de gobierno fue en Ecuador, donde Guillermo Lasso, un banquero liberal que en múltiples ocasiones había intentado llegar insatisfactoriamente a la presidencia, finalmente logró destronar al correísmo y generar un importante cambio de rumbo para el país.
Ecuador
Luego de pelear voto a voto para llegar a la segunda vuelta, Lasso logró el apoyo de la socialdemocracia y del indigenismo para sellar su victoria contra Andrés Arauz, el delfín político de Rafael Correa y el candidato del Foro de Sao Paulo para retomar el control del país.
Cabe aclarar que Ecuador, a pesar de haber estado bajo gobierno correísta, en los últimos años el ex presidente Lenín Moreno rompió con Correa y se alineó, en parte, con Estados Unidos.
Es debatible si realmente la corriente ideológica del gobierno ecuatoriano cambió de izquierda a derecha, pero sin lugar a dudas que el triunfo de Lasso marca un hito histórico, ya que por muchos años fue una figura polémica, sobre quien se responsabilizó de todos los males del “neoliberalismo” del país.
Lasso no tiene mayoría en el Congreso, pero ha logrado hábilmente negociar con facciones de izquierda no alineadas con el correísmo para pasar algunas leyes fundamentales de su agenda, como la reforma tributaria o la eliminación de restricciones a la libertad de expresión.
El Salvador
El polémico presidente Nayib Bukele logró a principios de año la super-mayoría en la Asamblea Legislativa, logrando romper por primera vez en la historia democrática del país con el bipartidismo entre el farabundista FMLN y el conservador ARENA, dos partidos que respondían a los mismos intereses alineados al Foro de Sao Paulo.
La agrupación de Bukele, Nuevas Ideas, logró junto a algunos otros aliados llegar a los 2/3 del Parlamento salvadoreño, y así poder llevar a cabo importantes reformas a la estructura política y económica del país.
Tras esta victoria, Bukele lanzó un plan nacional de lucha contra el narcotráfico y las bandas criminales maras, reemplazó a toda la Corte Suprema, alineada con la extrema izquierda y plagada de corrupción, e implementó el Bitcoin como moneda de curso legal en el país, la cual compite libremente contra el dólar.
Todo indica que Bukele ha tomado el país de punta a punta, con niveles de aprobación que rozan el 70%, y la población finalmente ha dejado en el pasado la grieta generada por la guerra civil de los años 80s.
Bolivia
A pesar de la abrumadora victoria del delfín político de Evo Morales, Luis Arce, en 2020, los bolivianos han rápidamente cambiado de parecer respecto al MAS.
En las elecciones subnacionales de marzo de este año, la población le envió un fuerte mensaje de rechazo a Evo Morales, y entre la derecha y la izquierda anti-masista, ganaron en todos los departamentos del país.
Se destaca la victoria de Luis Fernando Camacho en Santa Cruz. El líder cívico que lideró las marchas en contra de Evo Morales en 2019, luego de hacerse público su intento de fraude electoral, finalmente entró a la vida política como gobernador del departamento más importante del país.
Bolivia descendió este año a la dictadura. Arce ha arrestado arbitrariamente a sus principales opositores luego de la derrota en las elecciones, entre ellos la ex presidente Jeanine Añez, múltiples ex ministros de su gobierno constitucional y al otro líder cívico Marco Pumarí.
Los únicos líderes opositores que no han sido arrestados son los que ganaron un cargo público en las elecciones de este año, y tienen fueros y un apoyo político que los defiende. La situación democrática de Bolivia cuelga de un hilo, y en las próximas elecciones, si la población sigue votando por la oposición, todo indica que Arce y Evo Morales tomarán el mismo camino dictatorial que Ortega en Nicaragua.
México
Tal vez la victoria de la derecha menos clara del año, la gran coalición de partidos Va por México logró sacarle la mayoría absoluta a Morena, el partido de extrema izquierda del presidente Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones federales y estatales de junio de este año.
Va por México agrupo al derechista Partido Acción Nacional (PAN), al centrista Partido Revolucionari Institucional (PRI), y al socialdemócrata Partido de la Revolución Democrática (PRD). Si bien esta coalición claramente no es de derecha, los candidatos del PAN obtuvieron las principales victorias y éste quedó al frente de la alianza.
Mientras que Juntos Hacemos Historia, la alianza que encabezó Morena con partidos comunistas y ecologistas, obtuvo el 44% de los votos, Va por México obtuvo el 41% y el centrista Movimiento Ciudadano (MC), también opositor, obtuvo el 7,5%.
Esto dejó a la oposición ganando el voto popular y al gobierno abajo de los 300 diputados que tenía en la anterior composición de la Cámara Baja, con la que gobernaba de manera absoluta.
El panorama sigue siendo complejo para México, país que ya estaba en recesión antes de la pandemia, y la crisis mundial solo empeoró su situación. A pesar de que AMLO había intentado esgrimir cierta prudencia fiscal en los últimos años, tras la derrota electoral impulsó nuevamente la obra pública y la inflación se le disparó a los niveles más altos en 40 años.
Argentina
El gobierno kirchnerista sufrió la peor derrota de su historia en cuanto a porcentaje de votos en las elecciones legislativas de medio término de este año. La coalición opositora de centro, Juntos por el Cambio, aplastó a nivel nacional al Frente de Todos, con un 42% contra un 34%.
A su vez, esta elección vio el nacimiento de una nueva fuerza política de derecha liberal/libertaria, comandada por los economistas José Luis Espert y Javier Milei, que junto a otras fuerzas más chicas en el resto del país obtuvieron un total de 7,3% del voto popular y se consolidaron como tercera fuerza a nvel nacional.
En total, el voto opositor del centro a la derecha superó el 50%, un resultado esperable considerando el hartazgo generalizado que hay contra el gobierno de Alberto Fernández, quien solo ha empeorado la crisis económica que heredó, con recetas que atrasan siglos y medidas que están condenadas al fracaso.
Fernández también impuso la cuarentena más larga del mundo durante la pandemia, que duró desde marzo del 2020 hasta agosto de este año, unos días después de sufrir una derrota incluso más holgada en las elecciones primarias.
Las restricciones no fueron gratis y la población lo sintió. La inflación cierra el año entorno al 50%, la pobreza alcanza a la mitad de la población y la indigencia a un tercio. La cantidad de nuevos puestos laborales creados luego de la pandemia fue casi exlcusivamente empleo público, y el PBI este año no ha logrado recuperarse de la caída del 2020.
Envuelto en una negociación con el FMI que pedirá un ajuste fiscal signficativo, el kirchnerismo tendrá poco margen de maniobra para gobernar e implementar su agenda, siempre y cuando la oposición haga su trabajo y no caiga en la complicidad que destacó antes de estas elecciones.
Qué depara el futuro
El año que viene Latinoamérica enfrenta la elección más importante para la geopolítica del continente: Brasil disputara nuevamente unos comicios, donde se verán enfrentados los líderes del Foro de Sao Paulo, Lula da Silva, y de la derecha sudamericana, Jair Bolsonaro.
Las encuestas marcan que el voto anti-Lula irá muy dividido, y una segunda vuelta entre estas dos figuras tan polarizantes es casi una certeza. Bolsonaro se mostró muy preocupado por el fraude electoral, especialmente en el norte del país donde las elecciones las controla el PT, y por ahora ha fallado en dos intentos por reformar el sistema electoral en el Congreso.
También habrá elecciones en Colombia, un país que ha logrado eludir gobiernos del Foro de Sao Paulo en toda su historia, pero que el año que viene se juega su futuro, entre el uribismo y Gustavo Petro, quien nuevamente buscará acceder a la presidencia, esta vez evocando una agenda de “estallido social” similar a la chilena.
Es importante destacar que en 2019, antes de la pandemia, todo el mapa se había teñido de azul, y más allá de Venezuela, Cuba y México, el Foro de Sao Paulo había sido prácticamente exterminado.
Sin embargo, la victoria del kirchnerismo en Argentina y la pandemia que perjudicó fuertemente a los oficialismos en el continente, revivió a la extrema izquierda que volvió más fuerte que nunca, y amenaza con una nueva briza bolivariana en la región.
Esta vez sin la máscara democrática y con muchos candidatos que sin tapujos hablan de subvertir el orden constitucional, cambiar la Carta Magna del país, y poner máxima velocidad en dirección del modelo castrochavista.
Fuente: Derechadiario.com.ar